En los últimos años, Mallorca ha sido testigo de distintos casos de presunta corrupción policial que han sacudido los cimientos de la sociedad mallorquina. Entre estos, destacan el Caso Playa de Palma, el Caso Policía Local de Calvià, el Caso Cursach y el Caso Policía Local de Palma.
Se han celebrado macrojuicios y los distintos tribunales de la Audiencia Provincial han dictado sentencias absolutorias en cada uno de estos casos, que dejan un sabor agridulce en los encausados, pues pese a que se ven exonerados por la Justicia de todo acto ilícito, el prolongado tiempo transcurrido en situación de imputados, donde se vieron con la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas, es algo que no puede reparar ninguna sentencia por favorable que sea.
Multitud de agentes de la Policía Local de distintos municipios, funcionarios municipales, empresarios como Miguel Pascual o Tolo Cursach, y también algunos políticos, han logrado poner fin a su prolongado calvario judicial. Y siendo cada caso distinto, en todos ellos la instrucción sumarial dejó mucho que desear y se alejó de forma manifiesta de lo que puede considerarse una investigación judicial seria e impecable, como cabe esperar de la Justicia.
Las sentencia evidencian graves deficiencias en la investigación dirigida por el exjuez Manuel Penalva y el exfiscal Miguel Ángel Subirán, quienes han sido condenados por graves delitos en el ejercicio de sus funciones y se hallan a la espera de la decisión del Tribunal Supremo en relación a los recursos planteados por las partes
Lo sucedido debería ser analizado y las autoridades competentes habrían de sacar conclusiones y aprender de los errores, a fin de que casos similares no vuelvan a producirse. La gravedad de lo acontecido y el elevado número de reos que se vieron perjudicados, exige tomar medidas de prevención.