Esta es la sensación que se vive ante una temporada que ha dado el pistoletazo de salida. La masificación y la sobrecarga demográfica ya se han hecho notar en las carreteras, mientras los residentes suspiran por un verano en equilibrio. Semejante utopía está todavía muy lejos, por mucho que el Govern haya dicho basta al crecimiento.
Con la mayoría de plantillas por completar y con unas temperaturas que ya comienzan a minimizar el aguante y la paciencia de los locales, otro récord de visitas y gasto se volverá a batir este año sin que el grueso de los ciudadanos de esta comunidad note la menor mejora en su calidad de vida, sino lo contrario. Los pequeños empresarios luchan contra las grandes cadenas que engullen el escaso personal disponible, mientras se arman de valor para afrontar la crudeza de la inflación y una presión fiscal que no da tregua. Ser autónomo o pequeño empresario se ha convertido en un deporte de riesgo que en Baleares tiene mayores garantías de hemorragia.
“Replantear el modelo turístico”, esta manida frase vacía de contenido es el escudo tras el cual se parapetan políticos de toda la gama cromática para salir del paso cuando se les señala con el índice por la carestía de vivienda, la emancipación tardía de los jóvenes o la masificación arrolladora que nos ha reducido a una ociosa comunidad dormitorio. No hay proyecto, sino parches insuficientes para atajar el problema de fondo. Ibiza y Formentera han empezado a remar en la dirección de la contención con la limitación de entrada de vehículos, una medida valiente pero inútil por sí sola. Por ello, se antoja necesario que el Govern, en estrecha colaboración con los consells, lidere un viraje imperativo hacia un nuevo rumbo.
La lucha contra oferta turística ilegal debería ser el foco y el eje central de la política de las instituciones del archipiélago. Acabar con la piratería, junto con los realquileres y la ocupación fraudulentos incorporaría muchas viviendas al mercado, dando esperanza a jóvenes y familias que ahora se ven incapaces de acceder a una ya sea de alquiler o en propiedad. Hasta ahora, los resultados en este sentido son anecdóticos, para mayor provecho y placer de los que se aprovechan de la incapacidad de la administración.