Han cumplido. La presión fiscal y la burocracia son las dos principales lacras de la inversión en este país en general y en nuestra comunidad autónoma de manera especial. Lejos de ser algo que afecta exclusivamente a las economías con poder adquisitivo para invertir o emprender, se trata de un mal que abarca todas las capas de la sociedad.
Hasta el 18 de julio del pasado año, hijos, nietos y, sobre todo, sobrinos, sufrían el látigo de la desmesura con un impuesto de sucesiones injusto. Endeudarse para pagar la herencia de tus padres o tus tíos, esa era la tónica general, algo irrazonable desde todo punto de vista. Un bien que ha tributado en múltiples ocasiones a lo largo de su vida no debe ser óbice para que la administración se enriquezca con él a través de una herencia que no le pertenece.
La izquierda ha entendido siempre la política como el arte de sangrar a la clase media, para que se conviertan en clase trabajadora y así poder hacer campaña contra los ricos y ponerlos de su lado: te hago pobre para defenderte de los poderosos. Sitúan al emprendedor como el enemigo, cuando, en realidad, el lobo son ellos. Una estrategia electoral efectiva que se ha llevado por delante muchas economías de familias inocentes.
En cada mitin, Toni Costa repetía que si gobernaban en menos de 100 días los hijos no pagarían por la herencia de sus padres. Un plazo realmente escueto que muchos dudaban que fuera viable. Pues bien, 11 días después de que Marga Prohens jurara su cargo como presidenta se publicó el decreto que bonificaba completamente el impuesto de sucesiones de padres a hijos y lo reducía en un 50% entre hermanos y de tíos a sobrinos. No contento con ello, también afectó al impuesto de transmisiones patrimoniales haciendo que los jóvenes que compran su primera vivienda no paguen dicho impuesto.
Como es natural, la consecuencia es que 9 de cada 10 ciudadanos que han heredado desde entonces se han beneficiado de estas reducciones. Esto supone poder invertir sus ahorros en un proyecto de vida en lugar de entregarlos a la Agencia Tributaria para obtener algo que les pertenece. La libertad consiste también en la independencia económica, algo que no gusta demasiado en algunos sectores ideológicos que prefieren tener familias débiles y pobres controladas por un Estado fuerte que les da su caridad en lugar de incentivos para caminar.