El reciente fallecimiento de un joven turista alemán de 23 años en estado de embriaguez, al precipitarse desde un cuarto piso del hotel de la Playa de Palma en el que estaba alojado, obliga a reflexionar sobre varios aspectos cruciales que van más allá del simple accidente.
Es crucial comprender que los protagonistas de este tipo de incidentes, popularmente conocidos como ‘balconing’, no son simplemente víctimas de esta práctica, sino básica y fundamentalmente de un consumo irresponsable de alcohol o drogas. Esta es una característica importante en la práctica totalidad de casos de personas que caen al vacío desde establecimientos hoteleros y apartamentos turísticos. Y, por tanto, el asunto debe ser abordado desde diferentes ángulos.
Es una realidad que muchos turistas que visitan Mallorca (y también Ibiza), lo hacen con la deliberada intención de consumir alcohol de forma desmedida e irresponsable, sin detenerse en pensar en las consecuencias de ese comportamiento. La gran mayoría lo hace en grupo, lo que multiplica la gravedad del problema, por los efectos que ello conlleva no sólo para sus protagonistas, sino también para el resto de la ciudadanía.
Pero no es menos cierto que ya existe en Baleares una normativa específica para hacer frente a este fenómeno del turismo de excesos, que contempla sanciones severas contra el ‘balconing’. Sin embargo, es evidente que aún queda trabajo por hacer en términos de aplicación efectiva de estas medidas, algo que requiere de la implicación de todos los sectores implicados y, por supuesto, de las autoridades competentes, empezando por la Delegación del Gobierno. Su titular, Alfonso Rodríguez Badal, que fue alcalde de Calvià durante ocho años, conoce a la perfección la problemática en torno al turismo de borrachera y se espera de él cierto liderazgo a la hora de dar un paso más para evitar que vaya a peor.
Tampoco se puede olvidar que los casos de ‘balconing’ y, en general, con cada caso de turista ebrio o bajo la influencia de las drogas que sufre cualquier percance, son utilizados de forma torticera e injusta para lanzar críticas contra el modelo turístico y a menudo también contra la industria turística.
Es fundamental para Mallorca, y para cualquier destino turístico, salvaguardar su imagen sin trivializar incidentes indeseados ni accidentes luctuosos que son responsabilidad de aquellos que los protagonizan y que acaban siendo víctimas de sus propios actos. La industria turística es la columna vertebral de la economía balear, y su reputación juega un papel vital en la atracción de visitantes y, por tanto, en el bienestar de la sociedad.
Para abordar este desafío de manera integral, es esencial que la Delegación del Gobierno colabore estrechamente con el sector turístico para establecer protocolos efectivos enfocados a prevenir incidentes de ‘balconing’, garantizar la seguridad de los visitantes e impedir que sucesos trágicos como estos sean utilizados por aquellos que denigran el turismo.