La primavera lo cambia todo

En estos días, por fin podemos comenzar a percibir los primeros rallos de sol que calientan la piel.

La isla ya se ha llenado de turistas y allí a dónde vas todo comienza a estar lleno.

Se que muchos isleños se quejan de esto, pero para mí es una maravilla ver tanta gente en nuestra preciosa Mallorca, porque no debemos de olvidar que parece que estamos dormidos hasta que llegan.

La primavera trae el olor a flores, a crema solar o nostalgias de tiempos pasados donde todo era más sencillo y disfrutábamos de la vida más fácilmente.

Desde mi apartamento de Santa Ponsa, veo a los turistas en las playas, con sus chancletas y bañadores y recuerdo cuando llegué a este precioso lugar, también en primavera hace 21 años.

Me pareció un lugar realmente paradisiaco, pero mucho más grande de lo que me imaginaba y dónde se podía vivir.

Venía de Madrid, lo cual hacía que trabajar aquí me pereciera una maravilla.

Todo era mucho más barato, más bonito y respirar me resultaba mucho más sencillo.

Nunca olvidaré el primer día que llegué a esta isla, lo tengo guardado en mi retina. El taxi desde el aeropuerto me llevó al hotel Almudaina, en Jaime III, el cual me había reservado la empresa con la que trabajaba en aquel entonces, serían solo unos meses de estancia en la isla, hasta poder solucionar algunos problemas que había en la sucursal y después volvería a Madrid o al País Vasco. ¡Nunca imaginé que la isla me atraparía!

Recuerdo ver la Catedral, con aquel cielo azul de primera, era el mes de abril.

Acababa de pasar la Semana Santa y me había ido a Bolivia de vacaciones, justo antes de dejarlo todo para venir aquí. ¡Sólo serían unos meses!

Pero esa luz, ese cielo azul, ese aroma en las calles y ese sosiego me embriagaron hasta tal punto que siempre la vida me traería aquí.

En estos 21 años, durante varios años he vivido fuera de la isla, pero siempre su mar y su cielo me vuelve a traer aquí, siempre me impregna su aroma a naranjas, limones y a jazmín.

Ahora tantos años después recuerdo todo lo que ha ocurrido en mi vida en lo que parece un suspiro. Nada estaba en mis sueños, nada ha sido como yo pensé que sería, ni mejor ni peor, diferente.

Cada primavera recuerdo que elegí estar aquí, que solo cuando te vas y estás en estos países y otros lugares ves la hermosura de estas islas y que tal vez todo sea mucho más fácil de lo que en el día a día creemos que es aquí.

La vida me ha permitido vivir en muchos países y lugares diversos, pequeñas y grandes ciudades, pero siempre, cuando vuelve la primavera pienso que, tal vez, nada se asemeje a la maravillosa sensación de estar aquí.

Yo que soy de una de las ciudades más bellas del mundo, mi preciosa San Sebastián, debo reconocer que aquí la primavera tiene un brillo especial y la vida resulta más calurosa y tierna que incluso allí.

Por eso mismo, todos los turistas que llegan aquí se quedan maravillados pensando que, tal vez, este sea el mejor lugar para vivir, incluso ahora que la vida es el doble de cara de cuando yo llegué y es difícil vivir aquí, la primavera lo cambia todo.

Si nuestros dirigentes quisieran, tal vez estas islas volverían a ser lo que fueron, realizando políticas sociales en las que todos puedan venir a trabajar y a vivir, para hacer de estas islas realmente un lugar paradisiaco.

Solo nos queda la esperanza de que en algún momento todo vuelva a cambiar a mejor.