Dicen que una imagen valen más que mil palabras. En esta caso, son dos las instantáneas que han inmortalizado el estado del Mirador de la Creueta, en Formentor, donde se ha pasado de plasmar el amor con candados a ser un nido de basura, donde no faltan bolsas de plástico, condones, gomas de pelo y mascarillas.
Las fotografías de Aina Llauger que ha compartido el usuario de la red social "X" (antes conocida como Twitter) Biel Perelló hablan por si mismas. En ellas, se puede observar como la red metálica del Mirador de la Creueta en Formentor está plagada de suciedad que amenaza en desplegarse por la zona.
Entre la basura, se pueden distinguir desde preservativos hasta mascarillas pasando por bolsas de plástico o gomas de pelos, quienes sustituyen a los clásicos candados que llevan las iniciales de los enamorados, quienes lo colocan allí y luego arrojan la llave al mar para demostrar que su amor será para siempre.
Las razones del surgimiento de esta tradición varían según el lugar y, en muchos casos, no hay explicación. Sin embargo, en Roma, el ritual de colocar candados de amor en el puente Milvio se le atribuye al libro 'Tengo ganas de ti', del autor italiano Frederico Moccia, que más tarde fue llevado al cine.
En Serbia, la leyenda reza que antes de la II Guerra Mundial había una pareja que se juró amor eterno. Él se alistó en el Ejército y ella se comprometió a esperarlo, pero al parecer el soldado se enamoró de otra mujer en el frente. La enamorada murió de dolor y en su memoria muchas muchachas comenzaron a colocar candados en el puente de la ciudad donde los amantes solían pasear juntos.
También existe la creencia de que, si los dos miembros de la pareja no están presentes cuando se cierra el candado, el amor quedará maldito para siempre.
Si (
No(
A favor (
En contra (
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