Los encargados de 'davallar' la imagen del Cristo de la Sangre y de procesionarla en Jueves Santo son los miembros de la Prohomonia de la Sang, una cofradía algo singular ya que no forma parte de la Asociación de Cofradías de la Semana Santa de Palma y no llevan ni la vestimenta ni el capirote habituales en los cofrades, pero sí participa en la organización de las procesiones.
Dado que el Cristo de la Sangre es quien preside la procesión del Jueves Santo, será la que realice el recorrido en último lugar. De esta manera, comenzará la marcha a las 19:00 horas en la Plaça del Hospital y la culminará en la Catedral-Basílica de Santa María de Mallorca a una hora difícil de precisar. La de 2023, por ejemplo, terminó a las cuatro de la mañana.
En un intento por reducir la duración, para este año se ha previsto un recorrido un tercio más corto que el de 2023. Pero eso no garantiza que vaya a durar significativamente menos, ya que depende de muchos factores. Uno de ellos es la lluvia, pero tras dar algún susto en la procesión del Martes Santo, parece que no hará acto de presencia esta noche.
El presidente de la Asociación de Cofradías, Bernat Riera, asegura a mallorcadiario.com que "es difícil cohesionar a 33 cofradías. Con que cada una de ellas tenga una pequeña incidencia de dos minutos, ya hablamos de una hora más. Este año intentaremos que no ocurran esas cosas".
En todo caso, Riera quita hierro a la duración de la procesión del pasado año. "Yo siempre he procesionado con el penúltimo paso y he acabado a las tres, a las cuatro...el año pasado no es que algo saliera mal, que es la sensación que se transmitió a la prensa, sino que se alargó más de lo normal", apunta.
El recorrido de la procesión del Jueves Santo estuvo a punto de registrar un importante cambio este año: comenzar en la Seu en lugar de en la Sangre. "Pero finalmente decidimos volver a la opción antigua porque es difícil cuadrarlo todo, aunque con un matiz, que es que en la Catedral no termina la procesión, sino que hace solo una estación (parada)", asegura Bernat Riera.
TODOS LOS PASOS ACOMPAÑAN AL CRISTO DE LA SANGRE
De esta manera, "saldremos de la Anunciación, llegaremos a la Catedral, allí se hará una oración al Cristo, y se iniciará el regreso hacia La Sangre acompañados por una representación de todas las cofradías y por los fieles que deseen hacerlo, que una vez en la iglesia podrán hacer el besapiés". Eso sí, "ninguno de los pasos iniciará el regreso a sus lugares de origen hasta que no haya llegado el Cristo a la Seu", precisa.
En todo caso, Bernat Riera considera que "el recorrido necesita un cambio. Palma es una ciudad con una orografía complicada. Por ejemplo, en la parte antigua, Can Amunt y Can Avall solo están unidas por las calles Olmos y Conquistador. Además, hay varios sitios por los que hay que pasar obligatoriamente, como el Consell, el Ayuntamiento y la Catedral. Es muy difícil cuadrarlo todo así que, una vez pase el Domingo de Resurección, revisaremos lo que ha salido bien y tomaremos nota de lo que se puede mejorar para el próximo año", apunta.
El Cristo de la Sangre estará acompañado en todo momento por la imagen que procesiona la Cofradía a la que pertenece Bernat Riera, la Real Cofradía de la Virgen Dolorosa, que tiene el 'derecho' adquirido de dormir dentro de La Sangre durante toda la Semana Santa. "De hecho --señala Bernat Riera--, la imagen se hizo expresamente para acompañar al Cristo. Se encargó en 1865 y empezó a procesionar en 1890".
Por ello, La Dolorosa fue trasladada este martes a la Anunciación, donde fue testigo del 'davallament' del Cristo realizado ayer miércoles. "Aquí la llamamos Dolorosa, pero si estuviéramos en Andalucía se llamaría Madre del Dolor Sereno, porque el dolor está en su cara, pero es más serena", apunta.
DOS COFRADÍAS CENTENARIAS
Las procesiones de 2024 son muy especiales para dos cofradías de Palma que cumplen cien años de vida. Se trata de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza y de la Paz, con sede en la Basílica de Sant Françesc y que procesiona con la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, y de la Agrupación de Penitentes del Santo Cristo de la Agonía, que lleva el paso del Santo Cristo de la Agonía, que descansa habitualmente en el Convento de Santa Clara.
La primera fue concebida en 1924 en el interior de una barbería de Palma. Allí, Bartolomé Crespí Cladera propuso a tres amigos, Antonio Caldés, José Juan Zanoguera y Miquel Picornell, fundar una nueva cofradía penitencial para asistir a la procesión del Jueves Santo. Las túnicas que llevan sus cofrades, de terciopelo verde y escudos de plata, datan de 1953. Un año después estrenó el paso de palio y la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza que le caracteriza, y pasó a tener su sede en la basílica de Sant Françesc. Desde 2004 celebra su propia procesión el Lunes Santo, que es de las que más fieles congrega.
De estilo neobarroco, el Paso de la Esperanza tiene unos 1.500 kilos de peso y es llevado por turnos por dos grupos de 28 costaleros. "Lo más especial es la forma que tiene de ser llevado. Al tener cada costalero dos barras cubiertas de almohadilla, una sobre cada hombro, da la impresión de que el Paso camina. Le da un aire muy sobrio y solemne", cuenta a mallorcadiario.com Joaquín Marín, vicepresidente de la Cofradía.
Por su parte, la Agrupación de Penitentes del Santo Cristo de la Agonía fue fundada en 1924 por iniciativa de José Pomar, Juan Bonnin y Jaime Simonet. Mantiene desde su creación las mismas vestiduras: túnica blanca, capa, capirote y fajín granates. Las sedes de la cofradía son el Convento de Santa Clara y la Parroquia de San Pío X.
La imagen que da nombre a la cofradía recorre las calles de Palma también el Lunes Santo y es también portada a hombros por costaleros. Pero la cofradía tiene otras dos imágenes que también salen en Semana Santa: una virgen, Nuestra Señora Reina de los Ángeles, así como una Elevación del Cristo, de un fuerte patetismo al que también contribuyen las figuras semidesnudas que alzan la cruz.
LA ENTRADA EN JERUSALÉN Y LA SAGRADA CENA
Otros momentos muy esperados en lo que a procesiones se refiere son los que protagonizan la Cofradía Penitentes de Santiago y la Cofradía de la Sagrada Cena.
Así, el Domingo de Ramos, los aproximadamente 120 cofrades de Santiago protagonizan la procesión de la entrada de Jesús en Jerusalén. El paso, de unos 1.800 kilos de peso, es portado sobre una estructura de ruedas por diez u once personas. Sobre la estructura reposan varias figuras, entre ellas la de un Cristo montado a lomos de un asno.
Según cuentan a mallorcadiario.com la presidenta y el vicepresidente de la cofradía, Mª Asunción Estarellas y Toni Vich, el relevo generacional en la cofradía está asegurado. "Hay muchos jóvenes que han empezado como monaguillos y ahora nos piden ser cofrades. En los días previos a las procesiones vienen y piden cómo pueden ayudar".
Por su parte, el paso más grande de los que procesionan en Palma es el de la Sagrada Cena, que procesiona el Jueves Santo. Es además el más pesado: entre 4.500 y 5.000 kilos, ya que al Cristo le acompañan los 12 apóstoles, todos ellos a tamaño natural. Por ello, está colocado sobre un remolque de camión sobre el que realiza la procesión.
El elevado peso le impedirá salir por la puerta principal de la Iglesia de la Merced de Palma, donde pasan todo el año la figura del Cristo y la de la Virgen de la Salud, que también procesiona esta cofradía, sino que lo hará por la puerta lateral ya que, según explica Pau Beltrán, presidente de la cofradía, "tanto peso podría romper la rampa de madera que hay en la puerta central", por la que sí bajará el paso de la Virgen, de un peso notablemente inferior, unos 1.500 kilos.