La imprescindible mejora de la Comisión de Medio Ambiente

La decisión del Govern de Marga Prohens de reformar drásticamente la Comisión de Medio Ambiente de las Islas Baleares (CMAIB) es un paso importante para terminar con el enorme atasco de asuntos que han caracterizado a este organismo en los últimos años, especialmente mientras su presidente fue el político del Més per Mallorca (antes PSM), Antoni Alorda.

La sensación general es que la CMAIB fue utilizada torticeramente para torpedear los proyectos que, por cuestiones políticas, no interesaba autorizar. Cuando no se informaban desfavorablemente, se dejaban sobre la mesa in aeternum. De tal modo que el cuello de botella no hizo más que aumentar y de ahí que asociaciones y colegios profesionales expresen abiertamente su oposición a la CMAIB y demanden su transformación intensa y su desburocratización para convertirla en un ente moderno y eficiente.

La reforma que, según parece, el Govern tiene intención de aprobar en las próximas semanas, por la vía del decreto ley de simplificación administrativa que se tramitará como ley en el Parlament, busca impulsar un desarrollo equilibrado y sostenible en las Islas Baleares, garantizando la protección del entorno natural y los recursos ecológicos, pero mejorando la eficiencia en la toma de decisiones de la CMAIB.

Para ello, se suprimirá el pleno de la CMAIB convirtiéndolo en un órgano unipersonal más de la Administración autonómica, asimilado a una dirección general adscrita a la Conselleria de Vivienda, Territorio y Movilidad. Esta nueva configuración es el modelo que rige en la totalidad de comunidades autónomas a la hora de realizar las preceptivas evaluaciones ambientales estratégicas o informes de impacto ambiental, mucho más ágil y sencillo que el aplicado en Balears.

Es un acierto que el Govern atienda las críticas por el funcionamiento de la CMAIB y mejore la situación que sólo satisface a quienes se han beneficiado políticamente de ella.