La entrevista que ayer martes realizó el periodista Carlos Alsina al segundo de a bordo de la seminaufragada nave del PSIB, el gallego Iago Negueruela, destapó al público en general lo que ya sabían los diputados del Parlament y los opinadores de la cosa política. Negueruela es un disciplinado peón de Francina Armengol dispuesto a articular los argumentos más estrambóticos, disparatados y contrarios a la inteligencia con tal de servir a su jefa y asegurarse el continuar siendo de su agrado. Cierto es que Armengol tiene poco donde escoger, porque que su número dos sea tan pésimo retórico, ya nos indica que todos los demás miembros de la ejecutiva deben ser aún peores, lo cual no se sabe si es algo fruto de la natural descomposición del socialismo español o una estrategia de la inquera para rodearse únicamente de mediocres que no le puedan hacer sombra, algo en lo que ha cosechado un rotundo éxito.
Negueruela desgranó ante los micrófonos una auténtica rondaia -no precisamente mallorquina- destinada a oídos complacientes y perfiles intelectuales planos para tratar de maquillar lo injustificable: Que el Govern al que pertenecía, pese a ser consciente ya de haber sido víctima de una presunta estafa a las primeras de cambio -y digo presunta, porque la eventual connivencia de la víctima con el estafador elimina la posibilidad de apreciar la concurrencia este ilícito penal-, emitió un certificado de conformidad a favor de tan ínclito proveedor, le pagó en un tiempo récord y, encima, tardó más de tres años en decidirse a iniciar un expediente de reclamación por incumplimiento. Sobre eso no hay respuestas, señoría, o, si las hay, mejor callárselas, porque son demasiado evidentes.
Quienes conocemos los avatares de los procedimientos administrativos sabemos que un expediente de responsabilidad por incumplimiento contra un proveedor no requiere ni tres, ni dos, ni un año de tramitación, especialmente si el poder político tiene interés en su impulso. De hecho, la Ley establece un período tasado para dichas reclamaciones desde que se advierte dicho incumplimiento. De modo que Armengol, Patricia Gómez -aún en su asiento- y resto de responsables políticos del Pacte lo que hicieron fue retrasar todo lo que pudieron la incoación de dicho expediente -ante la inminencia de las elecciones- y eso es ya, por sí solo, francamente apestoso. Por no hablar del endoso del ‘muerto’ a los Fondos Europeos por parte del Govern, en un intento desesperado de que el marrón lo sufragase otro, en lugar de ir al juzgado de guardia a denunciarlo.
Negueruela trata de esparcir toda la inmundicia que puede señalando al equipo de Marga Prohens, sin poder dar una explicación coherente al hecho de pretender algo tan disparatado como que de la vomitiva corrupción de su partido, el PSOE, deba responder aquel otro que no compró ni una sola mascarilla a esta banda de delincuentes y que lo único que puede hacer ahora es intentar recuperar lo saqueado a todos los ciudadanos de Balears, probablemente por la vía penal y de forma parcial, ya que, con el dinero de nuestros impuestos, aquél con el que se pagó con inusual diligencia a la banda de Koldo García, se sufragaron dispendios como un Ferrari y las obligadas visitas de esta tropa a locales de prostitución, un clásico. Todo muy progre y propio de este socialista ejemplar, como definió el mismísimo Pedro Sánchez a Koldo.