Pere Aragonés será el candidato de Sánchez a la Generalitat

El asunto de las mascarillas tiene la suficiente dimensión como para producir consecuencias políticas claras. Una de las más relevantes será la de convertir a Pere Aragonés, de Esquerra Republicana, en el candidato de Sánchez a la Generalitat. Al igual que en Galicia, el actual líder del PSOE, quiso considerar una victoria propia el resultado obtenido por Ana Portón, lo mismo ocurrirá en Cataluña, por dos grandes motivos.

El primero, y más evidente, es el desgaste del candidato del PSC por presentarse como la opción constitucionalista para acto seguido avalar una amnistía resultado de un trueque electoral. Además, ahora también, está tocado por el escándalo de las compras fraudulentas de mascarillas, lo que, a su vez, pone de manifiesto la deficiente gestión realizada de la pandemia con la centralización inicial de todas las compras y el mando único.

Por todo ello, el jefe supremo del socialismo ya no tiene el mismo interés en ofrecer una alternativa diferenciada rigurosamente constitucional, y, sin embargo, sí que mantiene todo el interés, de egocéntrica personalidad, en seguir habitando el Palacio de la Moncloa.

De hecho, lo dijo claramente cuando hace unos días urgió a los militantes de su partido a consolidar liderazgos, en las comunidades autónomas, que trascienden la marca del PSOE. ¡Más claro agua! Lo importante es él y no el partido en sí como organización política, precisamente por eso sabe que la única manera que tiene de permanecer en el poder es poniéndose al frente de esa amalgama de partidos ultranacionalistas y ultraizquierdistas que le permita sumar los apoyos necesarios.

En teoría, un partido es una forma de organizar una determinada opinión política para la conquista del poder, y, una vez allí, desarrollar un ideario previamente expuesto al cuerpo electoral. Sin embargo, el seguidismo absoluto del PSOE para con su extremadamente voluble líder ha evidenciado las carencias fundamentales de esta importante organización. Por ello, a nadie le puede extrañar que Sánchez esté dispuesto a sacrificar a quien haga falta para la consecución de su único y exclusivo objetivo. Motivo por el cual cada vez son más los potenciales votantes que pueden decidir quedarse en casa, o votar a otras opciones, tanto en confrontaciones autonómicas como europeas.

Ante este panorama y con el tema de las mascarillas por medio, la “bala de plata” del actual presidente puede muy bien ser prescindir del desgastado, por inútil, PSOE para apoyarse en aquellos otros partidos con opiniones e idearios más definidos, aunque éstos pretendan la fragmentación social del país. De hecho, todo parece indicar que Sánchez no dudará en acelerar las concesiones -constitucionales o no- a los nacionalismos extremos que le apoyan.

Las concesiones a los gobiernos regionales nunca han tendido vuelta atrás. Así que, sí la agenda de Puigdemont, Aragonés, Otegi y otros continúa avanzando, como pienso que es previsible que suceda, nuestro país se encuentra ante una situación realmente nueva que requiere, más que nunca, de los aciertos de quienes ahora están en la oposición. Aciertos que son especialmente relevantes en Cataluña.

Cataluña es el auténtico rompeolas español tanto por su demografía como por su impacto cultural, económico y social. Por ello opino que es más importante ofrecer un discurso alternativo y coherente, al tiempo que sugestivo para el electorado constitucionalista catalán que esperar a que el desgaste por mala ejecutoria hunda al actual presidente Pedro Sánchez.