Inaugurado el 20 de mayo de 1929 por Alfonso XIII, curiosamente el monarca que dio nombre al RCD Mallorca en sus primeros años de historia, el Estadi Olímpic Lluís Companys fue prácticamente reconstruido en su totalidad para albergar los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Reinaugurado en 1989 por el Rey Juan Carlos I, fue la sede del RCD Espanyol desde agosto de 1997 hasta mayo de 2009.
La primera visita de los barralets tuvo lugar el sábado 6 de diciembre de 1997, cuando un tempranero tanto de Quique Martín tumbó a los por entonces dirigidos por Héctor Cúper. El curso siguiente, también con el argentino en el banquillo insular, los catalanes volvieron a sumar los tres puntos gracias a una diana del paraguayo Benítez.
LA PRIMERA VICTORIA BARRALET
El domingo 21 de noviembre de 1999, los de rojo y negro conquistaron por primera vez Montjuïc al superar a un RCD Espanyol al que no derrotaban a domicilio desde 1962. Un libre ejecutado por Jovan Stankovic que llegó a tocar el meta debutante en Liga con el equipo catalán, José Luis Mora -titular debido a la baja de última hora de un indispuesto de Cavallero- sirvió para adelantar a los baleares. Era el minuto 22. Ciento veinte segundos después, Tristán lideró una contra que fue culminada por Leo Biagini.
Antes de alcanzar la hora de juego, Roger aumentó las esperanzas de 'Los Periquitos' -aquella noche luciendo una camiseta especial para conmemorar su centenario- merced al lanzamiento de una falta desde la frontal que hizo un extraño efecto. Luego, Siviero fue expulsado y dejó a los de Fernando Vázquez con diez.
En el minuto 70, y cuando el cuadro local se disponía a sacar un córner, el delantero Manolo Serrano -que había entrado en el descanso por Martín Posse- cayó desplomado debido a un brutal puñetazo del guardameta Germán Burgos.
El lance, que obligó a Serrano a abandonar el terreno de juego y que provocó que el RCD Espanyol encarara los últimos veinte minutos también con diez efectivos al haber agotado su cupo de cambios, fue sancionado cinco días después por Competición con un castigo ejemplar para el meta barralet: 11 partidos y una multa de medio millón de las antiguas pesetas (3.000 euros). Cabe recordar que todavía hoy es la tercera mayor sanción de la historia tras los 24 encuentros que se le impusieron en la 1964/65 a Cortizo (Real Zaragoza) y los 18 de Goikoetxea (Athletic Club) en la 1983/84.
EL SEGUNDO (Y ÚLTIMO TRIUNFO)
En la temporada siguiente, ya bajo las órdenes de Luis Aragonés, los insulares lograron su segunda y, hasta la fecha última victoria, en el recinto olímpico. Aquella tarde, en la que los bermellones vistieron completamente de negro, un gol de Albert Luque dictó sentencia en un duelo en el que Siviero volvió a ser expulsado cuando restaba más de media hora para los noventa.