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Adiós a Bartolomé Beltrán, el presidente que hizo renacer el mallorquinismo

Por Tommy M. Jaume
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tommyjaumemallorcadiariocom/11/5/11/26
sábado 17 de febrero de 2024, 12:46h

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El mallorquinismo está de luto. Bartolomé Beltrán ha fallecido este sábado a los 74 años en la Clínica Ruber de Madrid debido a una insuficiencia renal. Nacido en Campanet, el doctor de profesión ha sido, sin ningún lugar a dudas, el presidente más carismático de la historia reciente del RCD Mallorca.

Beltrán llegó al club barralet de la mano de Antonio Asensio. El empresario catalán compró la entidad a mediados de los noventa, cuando la institución estaba sumida en una depresión tanto deportiva como a nivel social. El Luis Sitjar, el siempre añorado Sitjar, era un solar que nunca se llenaba y que, además, presentaba un triste aspecto. Él se encargó de cambiar aquella realidad a base de ilusión y de mucho trabajo.

Su vehemencia en los discursos calaron hondo en una afición huérfana de alegrías. Tras unos primeros meses de dudas, el equipo despegó para acabar perdiendo en la promoción de ascenso ante el Rayo Vallecano, si bien un año después se tomó la revancha y logró un ansiado objetivo que celebró cumpliendo la promesa de subir hasta Lluc. Por entonces, Beltrán ya había reconvertido a la isla en mallorquinista, con un plan que volvió a acercar a los barralets a todos los pueblos. Su comunión fue tal, que logró que retumbara en el Sitjar aquello de "En buenas manos, estamos en buenas manos", en alusión a su programa televisivo en Antena 3.

Los años siguientes fueron el inicio de la época dorada del RCD Mallorca. Tras fichar a Héctor Cúper, los bermellones se clasificaron por primera vez para disputar una competición europea gracias a su condición de subcampeón de la Copa del Rey. Aquella noche en Mestalla, en la que los penaltis negaron la gloria, las lágrimas de Beltrán en el palco fueron las de toda la afición. Luego, tuvo el detalle de ir hasta el Port de Palma para recibir a los seguidores desplazados, tal y como había hecho mi queridísimo Miquel Contestí tras caer en la final de 1991 frente al Atlético de Madrid.

El 31 de mayo de 1998, los seguidores le rindieron una sonora ovación de más de cinco minutos en el Luis Sitjar tras anunciarse su marcha. Fue en un partido de la liguilla de ascenso en la que el filial logró subir a Segunda División. Con la gente puesta en pie, Beltrán no pudo evitar emocionarse.

Además de los éxitos deportivos conseguidos desde su llegada, la construcción de la Ciutat Esportiva Antonio Asensio, a la que algunos irrespetuosos se empeñan en llamar Son Bibiloni, empezó durante el mandato de un Beltrán que siempre se mostró cercano al mallorquinismo. Recuerdo que, cuando la agenda se lo permitía, visitaba a los más mayores (entre ellos, a mi abuelo Tomàs Jaume) en aquel coqueto bar que estaba situado en la zona del palco del Sitjar. Y hasta en ocasiones, se sentaba para escucharles contar anécdotas, algo que, como años después me reconoció, le encantaba. Entre ellas, como no, la caída de la portería ante el Lleida o los apagones frente al Real Madrid, dos sucesos que vivió (o sufrió) de primera mano junto a 'Es meu padrí'.

Por mi parte, agradecerle de todo corazón su contribución a mi libro 'Memorias del Sitjar'. "Convertimos nuestra casa en un Infierno para codearnos con los grandes de España", me aseguró. Y razón no le faltaba. Descanse en paz, PRESIDENTE.

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