La isla de Mallorca ha logrado gestionar sus residuos de manera moderna y respetuosa con el medioambiente a través de su planta incineradora, a pesar de la oposición inicial de las entidades ecologistas. En cambio, Menorca, Ibiza y Formentera aún dependen de vertederos. Se plantea la necesidad de encontrar soluciones para estas islas, como trasladar los residuos fuera. Mallorca ha demostrado que la incineración de residuos es eficiente y cumple con los estándares europeos.
Hace 27 años que Mallorca cuenta con una planta incineradora de residuos. Pese a la feroz oposición de las entidades ecologistas y a algunas formaciones de izquierdas, que vaticinaban todo tipo de males con la entrada en servicio de la incineradora de Tirme en Son Reus, la isla de Mallorca gestiona sus residuos de forma moderna, eficiente y mucho más respetuosa con el medioambiente que Menorca, Ibiza y Formentera, donde continúan enterrando la basura en vertederos.
En los últimos meses se ha puesto en evidencia los graves problemas que generan los vertederos, con frecuentes incendios. En julio de 2022 un incendio afectó al vertedero de Milà en Menorca. En Formentera, durante más de 20 días del pasado mes de octubre estuvo activo un virulento incendio que afectó al vertedero de la isla y a una nave de gestión de residuos, que por lo general son trasladados a Ibiza.
En la mayor de las Pitiusas, el vertedero de Ca na Putxa se acerca al límite de su capacidad. Desde hace unos años cuenta con una planta de reciclaje, que alivia la situación del vertedero pero no supone una solución a la gestión de los residuos que genera Ibiza, sin que los partidos políticos hayan decidido aún qué se hará cuando el depósito sea clausurado allá por el año 2026.
Sólo hay dos opciones: trasladar los residuos fuera de Ibiza para su gestión, la alternativa más factible, aunque muy costosa; o dotarse de una planta incineradora, algo que nadie se atreve a poner sobre la mesa por la previsible oposición ciudadana con que se toparía. Escoger una ubicación idónea no sería tarea sencilla, de modo que esta posibilidad se antoja la más improbable.
En Menorca, la gestión de los residuos no es mucho mejor. El vertedero de Milà acoge las basuras de rechazo que no es posible reciclar, reutilizar ni revalorizar de ningún modo, alrededor de un 26 por ciento del total de residuos generados en la isla. Así, los desechos acaban enterrados a la vieja usanza. Se estima que el vertedero de Menorca tendrá capacidad hasta 2044.
Como se puede ver, Mallorca es la única isla que ha resuelto satisfactoriamente la gestión de sus residuos de rechazo, 492.000 toneladas en 2022, a través de su incineración, lo que permite generar energía eléctrica.
La Directiva Marco de Residuos obliga a reciclar al menos el 55 por ciento de los residuos sólidos urbanos en 2025, aportando un 10 por ciento o menos a vertederos en 2035. En 2020 la tasa de reciclaje en España fue del 36,4 por ciento, muy por debajo del objetivo planteado por la Unión Europea.
Si se ve con perspectiva, los vaticinios de los grupos ecologistas, a menudo apocalípticos, que auguraban todo tipo de desgracias por mor de los gases generados con la incineración de los residuos de la isla, han resultado infundados y carentes de rigor. La planta de Son Reus está sometida a una vigilancia minuciosa en cuanto a sus emisiones, monitorizadas a diario, que deben cumplir unos exigentes parámetros marcados por la normativa europea. Y los 27 años de vida de la incineradora que gestiona TIRME han demostrado que aquella arriesgada apuesta por el tratamiento de los residuos mediante la incineración, fue un acierto que hizo que las basuras ya no sean un problema en Mallorca.