Pedro Sánchez puede considerarse el gran perdedor del debate cara a cara que mantuvieron los aspirantes a presidir el Gobierno de España de los dos grandes partidos nacionales, Partido Socialista y Partido Popular. Tanto en el fondo como en las formas, el presidente del Gobierno en funciones se equivocó radicalmente y su imagen pública ha sufrido tal varapalo que incluso las encuestas hechas tras el debate y publicadas en medios afines al PSOE, premian al candidato popular con dos escaños tras el cara a cara.
Nunca se había visto a un aspirante a la reelección con tal nivel de nerviosismo, con risas falsas, interrumpiendo continuamente a su rival. Tan fuera de sí e incluso tan falto de cortesía y de educación. Por el contrario, Núñez Feijóo se mostró templado, moderado y no falto de sorna, con lo que consiguió exasperar aún más al líder socialista. El vapuleo fue tal que al día siguiente los ministros socialistas salieron en tromba a conceder entrevistas para dejar atrás la paliza sufrida por el presidente. Y para tratar de pasar página, nada mejor que sacar de paseo el comodín de Franco, con la decisión en Consejo de Ministros de retirar la medalla al Mérito en el Trabajo al dictador fallecido en 1975, hace casi medio siglo, por iniciativa de la ministra y candidata de Sumar, Yolanda Díaz.
La práctica totalidad de las encuestas, salvo el CIS de Tezanos, cuyo desprestigio no puede ser mayor, son favorables al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Tras el bronco debate cara a cara, con una audiencia media de casi 6 millones de televidentes, un 46,5 por ciento de cuota de pantalla, que en algunos momentos llegó a congregar a 11,4 millones de espectadores únicos, las opciones de Pedro Sánchez parecen hundirse, aunque es cierto que aún faltan diez días de campaña electoral, lo que son muchos días para que el autor del ‘Manual de Resistencia’ intente darle la vuelta a los sondeos con algún conejo salido de su chistera.