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Imagen de un caso de melanoma
Imagen de un caso de melanoma

Casi la mitad de casos de melanoma afectan a ancianos

martes 23 de mayo de 2023, 08:53h

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El melanoma cutáneo es un tipo de cáncer de piel que cursa con una gran agresividad si no se aplica un tratamiento efectivo. Aunque la enfermedad puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, la realidad es que casi la mitad de los diagnósticos corresponden a personas mayores de 65 años. Este es uno de los datos que se han dado a conocer este martes 23 de mayo, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de esta patología.

El melanoma es el cáncer de piel más común en los ancianos, y su incidencia no deja de aumentar. Así, a lo largo de los últimos 20 años, los diagnósticos de melanoma cutáneo se han incrementado exponencialmente en España.

Las medidas preventivas y el diagnóstico precoz constituyen la fórmula más adecuada para combatir esta dolencia, y, para hacerlo posible, es necesario conocer los síntomas más característicos de esta patología oncológica.

La enfermedad tiene su origen en los melanocitos, que son las células encargadas de la producción de pigmento o melanina, es decir, las que proporcionan a la piel un color bronceado o marrón. Cuando estas células empiezan a crecer fuera de control, es cuando se origina el cáncer.

¿POR QUÉ EL MELANOMA AFECTA MÁS A LOS ANCIANOS?

Como ya se ha dicho, el diagnóstico de melanoma es más común a partir de las edades avanzadas. Concretamente, casi la mitad de los casos afectan a hombres y mujeres más allá de los 65 años, y el siguiente sector de población en incidencia serían los mayores de 50. Eso no significa, en absoluto, que la dolencia no pueda desarrollarse en personas más jóvenes.

Existe una explicación científica a la circunstancia de que se detecten más casos de melanoma en gente con más edad, y es que, a medida que transcurren los años, todos acumulamos más tiempo de exposición al sol y, además, la piel pierde elasticidad y se muestra más vulnerable.

El aspecto verdaderamente crucial a la hora de hablar del melanoma es avanzar tanto como resulte posible su detección. No en vano, si se dispone de un diagnóstico precoz, el paciente cuenta con muchas más posibilidades de mantener a raya el desarrollo de este tipo de cáncer e impedir que se convierta en un serio riesgo para su vida.

VIGILAR LOS SÍNTOMAS

Para que, en efecto, los plazos del diagnóstico puedan acortarse constituye un requisito vital vigilar los síntomas más directamente relacionados con la aparición de un posible melanoma, y esa es una tarea que necesariamente ha de correr a cargo de cada uno de los supuestos afectados.

Un primer signo que debe controlarse son los cambios en la apariencia de un lunar. Si se aprecian modificaciones en su tamaño, forma o color, es más que recomendable acudir a la consulta del médico para que descarte que se trata de un melanoma o bien, en caso de que existan dudas, derive al paciente a futuras exploraciones más completas.

También puede ocurrir que una persona observe que alguna zona concreta de la piel registra un crecimiento anómalo en forma de mancha negra o marrón, si bien puede adquirir otros colores o tonalidades, como rosado, rojo, blanquecino o azulado.

Por supuesto, no deben pasarse por alto síntomas como el sangrado, el picor, la desazón o la sensación de dolor en un lunar o una mancha de la piel. Es posible que se trate de una significativa señal de alerta.

TEXTURA IRREGULAR

Igualmente, el melanoma puede presentarse en forma de textura irregular de la pie, generalmente de carácter áspero o escamoso que puede apreciarse perfectamente con un simple tocamiento digital. Hay que prestar atención también la posibilidad de que se manifieste una cierta inflamación.

La sensación de dolor, o bien una mayor sensibilidad en una determinada región cutánea, es otro de los síntomas que eventualmente pueden aparecer.

Lógicamente, estas manifestaciones no tienen por qué ser el resultado de un proceso de melanoma. En realidad, pueden deberse a otras muchas causas menos comprometedoras para la salud.

En cualquier caso, los expertos insisten en que no se pierde nada con acudir a la consulta del médico, y ello con dos objetivos muy claros: que la persona se quede tranquila y deseche cualquier posibilidad de estar desarrollando un melanoma; o, segundo, que, si el diagnóstico desgraciadamente se confirma, el tratamiento pueda comenzar a aplicarse cuanto antes. De esta manera, se favorecerán notablemente las opciones de curación del paciente.

INCREMENTO DE LOS DIAGNÓSTICOS

Hoy en día, se producen muchos más diagnósticos de melanoma que años atrás. Este incremento no debe sorprender a nadie si se tiene presente que las personas mayores constituyen el colectivo con más incidencia de esta enfermedad y que, por otra parte, la esperanza de vida crece de forma imparable en las sociedades occidentales.

Cabe resaltar también que el melanoma en un anciano presenta, generalmente, más gravedad, dado que el diagnóstico suele producirse en estadios más avanzados por la resistencia de estos pacientes a acudir a la consulta cuando detectan algún cambio de aspecto en la piel.

Esto último también tiene su explicación. Para una persona joven, por regla general, la estética de la piel cobra una mayor importancia que para alguien de más edad. Cuando un hombre o una mujer de 20, 30 o 40 años observan algún signo anómalo o irregular en la región cutánea, enseguida se preocupan, no ya solo por los posibles efectos sobre su salud, sino también porque esa señal condiciona su aspecto físico.

Un anciano, en cambio, pedirá el consejo del médico si se resfría más de la cuenta o tiene problemas para dormir, por poner dos ejemplos característicos. Pero que un lunar sea más o menos grande, no le inquietará demasiado. Craso error, desde luego, porque esta despreocupación retrasa un posible diagnóstico y, en consecuencia, el posterior tratamiento.

Naturalmente, con los años, el debilitamiento del sistema inmunológico incide en que el cuerpo disponga de menos recursos para combatir las células cancerosas, tanto si se trata de un melanoma como de cualquier otra patología oncológica.

CONDICIONANTES SOCIOECONÓMICOS

También se observan, en el caso del melanoma, determinados condicionantes sociales y socioeconómicos. Las estadísticas ponen de manifiesto que los diagnósticos que corresponden a personas con menos ingresos económicos acostumbran a presentar un peor pronóstico, nuevamente a causa de que la visita al facultativo se produce más tarde de lo que sería recomendable.

Esto mismo ocurre, siempre hablando a un nivel muy general, cuando se trata de personas mayores que viven solas. La presencia de una pareja o de familiares a su lado, advirtiéndole de la necesidad de consultar al médico sobre la aparición de una mancha o un lunar sospechoso, hace que el anciano se apresure a ir al médico.

No hay que dejar de lado tampoco que el melanoma no siempre surge en una zona fácilmente visible, como la cara o una mano. En ocasiones, se halla localizado en ubicaciones menos accesibles para el paciente, como el cuero cabelludo. Otra persona, en cambio, podrá detectar esa anomalía ajena con mayor prontitud.

EXAMEN MINUCIOSO

Una vez que se ha acudido a la consulta, la exploración comenzará con un minucioso examen de la piel realizado por un dermatólogo, si se ha producido ya la derivación al especialista, o, en caso contrario, un médico de Atención Primaria.

El facultativo procederá a revisar pormenorizadamente todas las zonas cutáneas, tanto las más visibles, como las más ocultas, en busca de posibles signos sospechosos. Si el médico considera que existen razones que lo aconsejen, ordenará la realización de una biopsia, tomando una muestra de tejido de la zona afectada que posteriormente será analizada en un laboratorio.

BIOPSIA

En ocasiones, la biopsia puede ser un procedimiento simple, que se realiza en la propia consulta médica, o puede requerir de una pequeña cirugía para extirpar una porción más grande del crecimiento.

Una vez que se realiza la biopsia, un patólogo examinará la muestra en un microscopio para determinar si se observan células cancerígenas. Si se confirma el diagnóstico, se determinará la fase en la que se encuentra el proceso.

Igualmente, habrá que llevar a cabo nuevas pruebas para determinar si el melanoma se ha propagado a otras partes del cuerpo, como los ganglios linfáticos, los pulmones o el cerebro. Estas pruebas pueden incluir tomografías computarizadas, resonancias magnéticas o análisis de sangre.

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