Muchas veces damos por buenas situaciones injustas solo porque “siempre se han hecho así”. Pero basta un poco de pensamiento crítico y de conocimiento financiero para llevarse las manos a la cabeza.
Quiero contarles hoy uno de los grandes fraudes legales (oxímoron al canto) que banqueros y gobiernos han dado históricamente por buenos y que, si a usted se le ocurre llevarlo a cabo, podría acabar en chirona. Estoy hablando de la reserva fraccionaria o la posibilidad de inventarse dinero.
El contrato de depósito que firma un ahorrador que deja dinero en el banco acarrea obligaciones para la entidad financiera. Por eso le cobra comisiones de mantenimiento y demás. La obligación más importante es la de custodiar el dinero del depositante con la diligencia de un buen padre de familia y deberá devolverlo cuando su propietario lo exija. De ahí el nombre de “contrato a la vista”.
Y, sin embargo, hemos visto innumerables veces en la historia las corridas bancarias. Es decir, colas de depositantes que van a sacar su dinero y el banco no se lo da porque lo tiene ¿Por qué? Pues simplemente porque no existe el dinero que marcan los extractos de cuenta de todos los depositantes. Dicho de otra manera, en la economía hay más dinero del que realmente existe en papel. Son meros apuntes contables y si todos fuéramos a hacer un reintegro por el total nos llevaríamos una desagradable sorpresa.
Entre los primeros banqueros que emitieron papel moneda aparecieron instintos humanos deleznables en forma tentación y codicia. Fueron violando los principios jurídicos que regían el contrato de depósito, existentes hasta el momento y empezaron a utilizar de manera sigilosa el dinero depositado en sus arcas en beneficio propio.
Los primeros banqueros empezaron a prestar ese dinero que no era suyo y encima se lucraban cobrando intereses por ello. Todo muy feo.
Si eso lo llevamos al terreno particular es delito en forma de fraude y malversación de fondos. Pero ¿eso es todo? No, lo que hace la banca aún es peor.
Los banqueros no tardaron en darse cuenta de que no todo el mundo retiraba el dinero a la vez. Si encima habían contratado depósitos a plazo fijo con penalización por retirada anticipada, aún estaba más claro.
Empezaron a realizar préstamos de más dinero del que tenían depositado. Solo guardaban una pequeña fracción de todo lo que prestaban. Guardaban una reserva o fracción pequeña de todo el dinero que se les permitía prestar para atender las habituales retiradas de efectivo. Es la técnica de la reserva fraccionaria y está avalada por la normativa jurídica. Todo se complicaba ante un pánico bancario.
Intente usted emitir un cheque por un importe mucho mayor del dinero que otra persona le ha dejado en custodia para afrontar un pago.
Así empezaron a trabajar los bancos. Cuando mucho tiempo después las autoridades se dieron cuenta de la jugada y del inmenso poder y beneficios que estaban adquiriendo, quisieron ser partícipes de sus beneficios. Ese es el origen de que los gobiernos fueran cómplices del fraude y acabaran legalizando una actividad ilícita, a cambio de participar en los beneficios de los bancos.
Así sigue funcionando hoy en día la banca. El Banco Central Europeo, que supervisa las entidades de crédito de nuestro país, establece como coeficiente de caja o reservas mínimas obligatorias que deben mantener los bancos en custodia, en un 1% de sus pasivos en forma de depósitos. Es decir, pueden inventarse y prestar el 99% de sus depósitos.
Es dinero creado en forma de préstamo. Esos préstamos acaban pagando algo (una casa, un coche, un viaje, …) y el vendedor de ese algo o receptor de ese dinero lo acabará depositando en un banco. Si no pagará a algún acreedor. Al final el dinero acaba en los bancos en forma de depósito y el sistema se retroalimenta. Ese 99% del dinero creado de la deuda no lo encontrarán si sus depositantes acuden en masa a retirar su dinero. No existe.
¿Qué les parece?
De lo anterior se extraen varias conclusiones. Primera, que no es extraño que los banqueros sean tan ricos y poderosos. Cobran por un producto que ni es suyo ni tienen. Segunda, que los gobiernos tengan tanta connivencia con los banqueros y tiren de ellos con tanta facilidad para obtener dinero inventado con el que cumplir sus promesas electorales o electoralistas previas a los comicios. Tercera, que los banqueros no quieran perder esa posición de privilegio y vayan contra cualquier amenaza de su statu quo. De ahí que las élites financieras secuestraran Bitcoin para deshacer lo que su inventor creó, limitando su escalabilidad y así su peligro de ser un producto sustitutivo de su dinero fiduciario. Cuarta, la banca siempre gana. Que gran verdad.
La próxima vez que firme un préstamo, ya sea para comprar una casa, un coche o realizar una reforma o inversión, dígale al director de la entidad bancaria que es consciente de que usted mismo, con el pago del típico 1% de comisión de apertura que suelen aplicar, le está pagando con dinero inventado esa reserva para inventarse más dinero en forma de préstamo. Dígale también que es consciente de que le está prestando un dinero que no existe y que está formando parte de un fraude legalizado. Y que, encima, le va a pagar intereses y comisiones por ello. Quizá así le toque la fibra y le entre cierta congoja por ser colaborador necesario en un fraude (legal) y le baje el diferencial del tipo de interés o las comisiones. Que la vida está muy cara.