Para la entrevista de esta semana quedamos en vernos con nuestro protagonista en un bar de la Plaça Santa Eulàlia, allí tomaríamos algo calentito y Francisca dispararía algunas instantáneas, luego nos dirigiríamos hacía su estudio, cerca de la Catedral de Palma. Os he convocado aquí un poco más tarde de lo que habíamos estipulado en principio, porque esta mañana he tenido dentista y no sabía si iba a estar en condiciones para la entrevista.
Carlos Prieto Velasco, nace en Palma el 3 de noviembre de 1987, ese mismo día George Michael lanzaba al mercado su disco Faith su primer trabajo en solitario, ese mismo año Aretha Franklin se convertía en la primera mujer que entraba en el Salón de la Fama del Rock, se presentaba oficialmente la Academia de la Cinematografía Española, expertos de la ONU reunidos en Nueva York confirmaban que en la Antártida se abría un agujero en la capa de ozono, el ministerio fiscal se querellaba contra Lola Flores por presunto delito fiscal, se emitía el primer capítulo de Los Simpson, el grupo terrorista ETA atentaba en el Hipercor de Barcelona y contra la casa cuartel de Zaragoza, se subastaba en París por 320 millones de francos el cuadro de Van Gogh “los girasoles”, eran un año en el que nacían deportistas que triunfaron, Messi, Benzema, Djokovic, Jorge Lorenzo, en cine destacaron; Wall Street, Robocop, Hechizo de luna, Dirty Dancing y Los intocables de Eliot Ness, Eduardo Chillida recibía el Príncipe de Asturias de las Artes, se celebraron en Baleares las segundas Elecciones Autonómicas.
Hijo de Pedro Prieto natural de Fuerteventura, reportero de raza en Última Hora del Grup Serra y escritor y de Celia Velasco Saorí, de joven trabajo como azafata, ahora es escritora, natural de Madrid.
Su primer hogar estuvo en el Coll de’n Rabassa y de allí atesora un emotivo recuerdo de infancia que le lleva a pensar que debía de tener menos de un año…
Sí, recuerdo que estiraba la mano a través de la barrera de la cuna para que mi abuela Celia me cogiera. Adoraba a mi abuela.
A los diecisiete años da sus primeros pasos en la pintura, realiza el Bachiller Artístico, estudia diseño gráfico y fotografía artística y asiste unos meses a la Escuela de Joan Vich. Siendo un adolescente viaja solo a París…
Quería ser pintor por no tener que estudiar, era una elección fácil pero cuando eres joven no piensas en las consecuencias, ni escuchas los consejos que te dan tus padres. Manolo Coronado fue la persona que me aportó las primeras lecciones de pintura y fueron muy didácticas. Me sentía con fuerzas, valiente y ansiaba descubrir el mundo a mi manera. Me acuerdo en el aeropuerto de Orly, cargado de pinturas. Cuando llegué al centro, la decepción de no encontrarme aquel París que había soñado. Me lo había imaginado más romántico, parecido al del siglo pasado, aquella magia de la que me había impregnado leyendo, no existía en las calles de la capital francesa.
Es por eso que rememora en sus pinturas, esa Belle Époque parisina de teatros, cabarés como Moulin Rouge o Folies Bergère, cafés, bulevares, artistas impresionistas, fouvistas y cubistas pintando cerca de la Torre Eiffel, de la Madeleine, ese Montparnasse de “rues et places” de Sartre o Hemingway, ese centro mundial de cultura se había difuminado y usted quería recuperarlo…
Cuando llegué al barrio de Montmartre y vi en lo que habían convertido su ambiente, me subleve. Cientos de chinos pintando y vendiendo a los turistas. Sí, confieso que me sentía capaz de recuperar aquella época. En ese tiempo estudie sobre Modigliani, sobre Picasso, Degas, Loutrec, quería sentir las sensaciones que a ellos les habían conmovido.
Carlos bien podría haber protagonizado la última novela que escribió Gustave Flaubert “La educación sentimental”, un adolescente que llegaba al París del 1800 con la intención de descubrir el mundo.
Quizá de todos los artistas de aquella fecunda época, Jacques-Émili Blanche, Giovani Boldini, Émile Bernard, Picasso, sería Toulousse Loutrec el pintor que mejor reflejaría el mundo marginal que se sucedía en las tabernas y salones del barrio de Montmartre, en los burdeles, fiestas, prostitutas, humo de cigarros y bebedores de absenta y es una de los que influencias en la pintura de Prieto, junto a Modigliani.
Carlos se está mostrando sincero, no teme a contar sus emociones íntimas y personales. Sin temor, sin rubor, da un repaso a una parte recóndita de su vida que se ha visto afectada por la premura de los acontecimientos y la inexperiencia.
¿Cómo describiría quién es ahora Carlos Prieto?
Un pintor que se ha hecho a sí mismo, que ha superado pruebas, que se ha equivocado en cosas y ha aprendido que es bueno saber rectificar. Ha habido momentos en los que me creía estar a la altura de un profesor y me doy cuenta de cuánto me queda por desempeñar como alumno. Ahora me gusta ser oyente de otros artistas, escuchar más y hablar menos. ¿Sabes? Una cura de humildad, nunca viene mal.
¡Caramba! ¿Por qué supone que necesitó esta reactivación?
He vivido muchas experiencias, quizás demasiado rápido y he sentido la necesidad de ir unos capítulos hacia atrás y poner a cero el contador de algunos conceptos. Un éxito repentino al que no me acostumbraba, la perdida de seres queridos como mi abuela Celia y María Crespo, un desengaño amoroso, la soledad, fue un cóctel perfecto. Sufrí una crisis de ansiedad, un ataque de pánico, me ahogaba, estaba dentro de una burbuja, necesitaba oxígeno, no podía pintar. Una noche salí a caminar por la orilla de la playa, con la sensación de que la muerte estaba a mi lado y reaccioné metiendo el cuerpo en el agua. Desde esa noche, hubo un antes y un después. De esa saturación, de ese padecimiento nació mi obra “la noche oscura del alma” como consecuencia de un encierro de varios meses. La presenté en mi propia casa, el 29 octubre de 2022.
¿Tiene algo que ver, el hecho de que hace unos años decidiese dejarlo todo y marchar a vivir a Roma?
Sí y no. Roma es anterior a eso. Había sufrido una ruptura amorosa, pero tal vez en el motivo también pudo haber influido mi estado decreciente. En el fondo necesitaba romper, dar un giro al destino. Creo que es muy importante estimarse a sí mismo y eso, lo estaba dejando de lado. A veces una terapia te permite darte cuenta del milagro que es la vida y de que debemos darle más valor. Ahora filtro las cosas de otra manera, mi estado de ánimo da prioridad a lo positivo.
¿Y que puede contarnos de ese periodo en Italia?
Dejé mi familia y amigos y marché para Italia. Había estado varios meses sin pintar, y allí recuperé el ansía de volver a ponerme frente a una tela en blanco, conocí la más profunda soledad en tiempo de pandemia, sin poder dar un abrazo a nadie. Fueron tres años de contrastes, de vivencias y emociones inolvidables, como ir a pintar al municipio de Montalcino en los viñedos de la Toscana, como cuando conocí en Roma a Silvano Agosti autor de la película documental “D’amore si vive” y congeniamos. La gente va a su casa y paga un euro para ver la película que para mí y para muchas personas es una obra de culto y en su estreno no triunfó. Este film me impactó y me inspiró para mis siguientes trabajos.
¿Qué es el amor para usted?
Es ternura, sensualidad, implicación. El amor lo mueve todo, es la fuerza, la energía, la gasolina, el barómetro, el oxígeno, es el mayor motivo para dar sentido a la vida. En mi relación con “D’amore si vive”, acuñé un lema que es “solo el amor puede salvarnos la vida”. En mis obras hay erotismo, gestos de sensualidad, pero siempre desde un punto de vista anatómico, realzando la belleza y el amor.
Antes ha nombrado la palabra soledad. Un artista pasa muchas horas en su refugio, esbozando, pensando, tensando cuerdas, solo en mitad de un inmenso océano…
La soledad nos acompaña a quienes tomamos la determinación de ser artistas. Estar solo forma parte de nuestra rutina. La soledad te ata y te libera al mismo tiempo, es un bien necesario.
En sus entrevistas de manera frecuente nombra a Domingo Zapata, ¿Cuál es su relación con él?
No recuerdo los años que hace que le conozco y teniendo en cuenta que él es un artista situado en la élite, con infinidad de compromisos en su agenda, procuras molestarle lo menos posible. En mi estancia en Roma me enteré de que María Crespo a quien siempre he considerado mi segunda madre, le habían diagnosticado un cáncer y de repente se puso muy enferma. Se me ocurrió regalarle un cuadro que le había dedicado, pero pensé que le haría ilusión si estuviera bendecido por el Papa. Sabiendo de la relación de Domingo con su Santidad, me puse manos a la obra y le llamé. Consiguió que nos recibieran en audiencia privada. Le agradeceré eternamente este hermoso detalle.
Hace unos meses han expuesto juntos en Miami.
Debido a este encuentro, nuestra relación se ha hecho más estrecha y este pasado verano me invitó a navegar en su barco y me sorprendió con la fantástica noticia de que contaba conmigo. Iba a formar parte de un grupo de artistas para una exposición colectiva en Art Basel - Miami.
A principios de diciembre de 2022 mostraba ocho de sus obras en la David Rosen Galleries, situada en el barrio de Wynwood en el transcurso de la Miami Art Basel, coincidiendo y compartiendo espacio con; Domingo Zapata, Joaquín Ávila, Aldo Comas, Joaquín Zapata y ChefBurguer.
Domingo Zapata se volcó conmigo, una vez más me mostró su humildad, afecto y amistad. Me ayudó en la selección de las obras que en principio serían, cuatro, luego doce, luego siete, al final seleccioné ocho. A la inauguración vino numeroso público, personalidades de todo tipo, como Julio Iglesias Jr. Fue un rotundo éxito y Domingo Zapata es el causante.
En ese instante nos marchábamos del bar y nos dirigimos a su estudio. Haríamos una parada en el Jardín del Bisbe donde Francisca aprovechó para tomar unas fotos.
A veces suelo venir a este lugar de meditación. Me traigo un café, me siento en un banco y luego camino por los jardines y me distraigo viendo los peces del estanque.
Llegamos a su casa y nos encaminamos directamente a la parte alta donde se ubica el estudio, en la parte de abajo está la vivienda. En las paredes cuelgan piezas de intenso caoba, burdeos, ocres tierra, pinturas de cálida expresión y una oscuridad leve y agradecida. Escenas que nos trasladan a ese París que Carlos deseó vislumbrar, rostros que transitan arriba y abajo, Al Pacino, Marlon Brando, Robert de Niro, Marlene Dietrich, a un lado se extiende un enorme puzle fotográfico, con Anthony Quinn, Nicole Kidman, Rock Hudson, Al Capone, espejos y muebles vintage. Lienzos en los que interpreta la figura de una mujer con neoclasicismo davidiano, la resonancia de un cuerpo desnudo, la línea serpentina, la proporción sugerente.
Desde siempre su paisaje es la mujer…
Partiendo de la base de que ha habido tres mujeres en mi vida a las que quiero con locura, mi abuela, María Crespo y mi madre, no sé qué hubiera sido de mí, sin sus atenciones. En mis obras, la mujer juega un papel esencial y continuamente protagonista. Me seduce caminar por los límites de lo erótico, recordar seres y momentos de encuentros personales y describirlos, gestos insinuantes, alusiones a la sensualidad vital.
¿Qué aficiones ensaya?
No puedo pasar sin escuchar música, un día sin música es un día perdido y soy un amante del cine.
¿Qué tipo de música?
Uno de los que más escucho es a Max Ritcher.
Algunas películas;
la danesa “Otra Ronda (Druk)”, “Alabama Monroe”, la historia de una mujer que tiene una tienda de tatuajes y un músico que toca el banjo forman una peculiar pareja y “Días de vino y rosas” por su crudeza, como dos personas destrozan sus vidas y por la soberbia actuación de Jack Lemmon y Lee Remick. Me emocionan las películas del director estadounidense Darren Aronofsky, Pi, Requiem por un sueño, Noé, y pendiente de ver su última obra, candidata a los Óscar; The Whale y el mejicano Alejandro González Iñarritu, director de Amores perros, 21 gramos, Babel, El renacido.
Un libro;
Pregúntale al polvo de John Fante, una historia ocurrida durante la Gran Depresión en Los Ángeles.
Una receta gastronómica:
Huevos rotos del Restaurante Los Rafaeles
Un pensamiento:
Cuando funciona una cosa o varias, siempre hay una que falla, si hay dinero y trabajo, la pata rota es el amor, si hay amor y trabajo, falla la salud, y viceversa.
El arte que se exhibe en galerías elitistas y en ferias internacionales se ha convertido en una especie de desfile de disfraces. En un escaparate de ideas efectistas que habitualmente pretenden desarbolar al espectador. No criticaré si eso es mejor o peor, si es bueno o es malo, pero desde hace años, desde ciertos estamentos se reniega de la pintura clásica, incluso a veces se la desprecia. Como en todas las cosas, hay intereses subterráneos creados para multiplicar la promoción de un producto de un nombre a base de marketing. ¿Qué opina usted de esos movimientos?
Voy a ser muy concreto; El arte bueno, siempre será arte.
Fiel a sus principios, defiende una disciplina pictórica lejana a las tendencias y a la contemporaneidad. Recuerdo, siendo él un jovencito, le entrevisté para una serie de televisión y aquel día en su taller me habló de Anselm Kiefer, de Barceló, de sus amigos, Coronado, Maraver, Riera Ferrari, Pascual de Cabo y desde entonces su carrera ha ido adentrándose en los laberintos de la mente. Ha aprendido a seleccionar, a leer la filosofía con escepticismo, a mirarse en el espejo y a juzgarse, a ahuyentar espíritus tóxicos. Carlos, se ha decido a ejercer de sí mismo, y su aura lo proclama a los cuatro vientos. Alude a un sinfín de proyectos…
Tengo proyectos que poco a poco deberán ver la luz. En la exposición de Miami conocí a un matrimonio cubano Yelain Santoyo y Ventura González, propietarios de la cadena de televisión Behind Miami Scenes que se enamoraron de mi obra y nos fuimos a cenar. Me hicieron saber que están interesados en que haga una exposición comisionada por ellos. Está previsto que este evento no solo tendrá pintura, también performance y algunas sorpresa, se presenta a finales de año en la Art Basel 2023 y coincidiría con la celebración de mis 20 años como pintor.
En estos veinte años ha conocido lo mejor y lo peor de su apasionado oficio. Ha intercambiado pensamientos insolentes que se reflejan en el rostro de algunos de sus personajes, en la penumbra ha plasmado estancias lúgubres, cuerpos desproporcionados a los que ha dotado de una belleza simétrica, ha creado paisajes fantasiosos, viajando con sus pinceles a través del tiempo. Sus obras han volado a casas de coleccionistas de diferentes lugares del mundo, galerías, museos, ferias internacionales, y él y su consciencia tras veinte años, están dispuestos a seguir escudriñando el universo. ¿Con qué artistas le hubiera gustado compartir una tarde?
Caravagio, Modigliani, Francis Bacon, Lucian Freud, Egon Schile, Lautrec, Sargent, Jean Auguste Dominique Ingres, por ejemplo.
Habíamos llegado al fin de la entrevista, con material suficiente. Oí como cerraba la puerta y giraba la llave detrás de nosotros. Nos despedimos con un afectuoso abrazo. Carlos Prieto ahora ya formaba parte de nuestra colección de artistas. Veniros siempre que os apetezca. Esta es vuestra casa.
Texto: Xisco Barceló
Fotografías: Francisca R Sampol
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