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La sanidad pública en la encrucijada

martes 03 de enero de 2023, 05:00h

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Este 2022 que nos acaba de dejar ha sido el año de la remisión, que no finalización, de la pandemia de covid 19, gracias al elevado nivel de inmunización de la población conseguido mediante la vacunación masiva y la adquisición natural de la infección, así como al hecho de que la nueva variante dominante, la ómicron y sus derivados, es más contagiosa pero mucho menos virulenta, con lo que el número de casos graves y muy graves que requieren hospitalización o ingreso en UCI ha descendido a cifras muy bajas.

La pandemia ha llevado al límite a nuestro sistema sanitario y solo se ha podido sostener gracias a los trabajadores, que han suplido las deficiencias con profesionalidad, dedicación y sacrificio, pero no nos engañemos, nuestra sanidad ha salido muy tocada de este desafío y la calidad global del servicio a los ciudadanos ha disminuido de modo muy preocupante.

El sistema no se había aun recuperado de los recortes de la anterior crisis económica y la pandemia ha puesto de manifiesta todas las carencias, todas las vergüenzas. Faltan recursos, de todo tipo, pero sobre todo de personal, de profesionales, médicos y, muy especialmente, de enfermería y, en general, de todas las categorías, de modo que la emergencia provocada por epidemia ha provocado la necesidad de suspender un gran número de programas asistenciales, en especial en atención primaria y, a la vez, la saturación de los servicios y la extenuación de los trabajadores.

Una vez que ha disminuido la presión asistencial de la covid 19 se esperaba poder retornar paulatinamente a la normalidad anterior, que ya era precaria, pero está costando mucho debido a la enormidad de las tareas pendientes: diagnóstico y control de enfermedades crónicas, pruebas diagnósticas, cirugías aplazadas, programas de detección precoz de cánceres, pacientes que han empeorado estos dos años por retrasos asistenciales, cánceres, enfermedades y complicaciones que se han detectado con demora, listas de espera desmesuradas, el personal quemado y desmoralizado y carencia de un horizonte de mejora real en un futuro previsible.

La llegada del otoño-invierno ha puesto de manifiesto todas las miserias de nuestra sanidad. La aparición, antes de lo habitual, de las ondas epidémicas de bronquiolitis por el virus respiratorio sincitial y de la gripe, junto a la no desparecida pandemia de covid 19 y todas las demás infecciones respiratorias víricas, ha vuelto a tensionar dramáticamente los servicios de urgencias hospitalarios y de atención primaria y vuelve a poner de manifiesto todas sus carencias.

Ahora mismo el sistema sanitario se aguanta con pinzas y puede empezar a descoserse en cualquier momento, si es que no lo está haciendo ya. Empieza un año electoral con muchos problemas económicos y sociales que, sin duda, motivarán muchas de las decisiones de los gobiernos y de las críticas y protestas de las oposiciones, pero todos ellos, todos los políticos de cualquier signo que sean, deberían tener en cuenta que el Sistema Nacional de Salud es uno de los pilares fundamentales del estado del bienestar y uno de los mecanismos de redistribución de la riqueza básicos para la paz y la justicia sociales.

Es necesario llegar a un gran consenso para la reestructuración y reconstrucción de nuestro sistema sanitario, que solo se puede llevar a cabo mediante una muy importante inyección presupuestaria, que debe ser permanente, esto es, se debe incrementar sustancialmente el porcentaje del PIB dedicado a sanidad. Lamentablemente vemos como en la comunidad autónoma de Madrid están yendo en el sentido contrario, depauperando la sanidad pública y derivando recursos a la privada. Si esa es la política que piensa aplicar el PP en toda España si consigue gobernar después de las próximas elecciones generales, estaremos caminando hacia la decadencia y la insolvencia de la sanidad pública y, con ello, hacia la injusticia social y la marginación sanitaria de las capas más desfavorecidas de la sociedad.

Todos los partidos, antes de las elecciones, deben exponer con claridad y sin tapujos cuáles son sus planes y soluciones para el sistema sanitario público y los ciudadanos deberemos tomar buena nota.

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