La situación hídrica de Palma es alarmante. Los embalses de la ciudad están al 35 por ciento de su capacidad cuando, el año pasado por estas fechas, se situaban en el 70. La capital está ya en prealerta por sequía.
Las escasas lluvias de la pasada primavera y, muy especialmente de este otoño, han provocado un descenso de las reservas en los principales recursos de abastecimiento de Palma.
Por un lado, los embalses de Cúber y del Gorg Blau se encuentran en el 35 por ciento de su capacidad. El pasado año por estas fechas estaban al 70. La pluviometría acumulada este año es de 660 l/m2 hasta el 15 de noviembre, y el año pasado va ser de 1.422 litros por metro cuadrado.
Los pozos de la zona norte están a una profundidad de 120 metros, al igual que en el peor momento de la sequía de 2016-17.
En cuanto a las fuentes (fuente de la Vila, den Baster y de Mestre Pere) sólo han suministrado 50.000 metros cúbicos, cuando la media es de 275.000. Ahora mismo, en pleno otoño, no están proporcionando agua.
Y por si fuera poco, el suministro se encuentra este año entre un 3 y un 4% por encima de la media, por lo que se incrementan las necesidades de captación.
Por todo ello, la Comisión del Plan de Actuación Municipal para el Riesgo de Sequía del Ayuntamiento de Palma se ha reunido este miércoles para evaluar la grave situación y decretar la hoja de ruta.
COMPRAR AGUA DESALADA, UNA DE LAS MEDIDAS
Todo ello, con la entrada de Palma en situación de prealerta, ha hecho necesaria la activación del Plan de Actuación Municipal para Riesgo de Sequía, tal y como se establece en este documento aprobado en 2016. Desde que existe este plan se ha declarado la situación de prealerta en los años 2016, 2019 y ahora en 2022. En los dos casos anteriores la mejora de la situación de las reservas permitió no llegar a declarar la situación de alarma por sequía.
La primera acción que se contempla en el Plan es la reunión de la Comisión correspondiente, que se ha celebrado esta mañana, presidida por el regidor de Medio Ambiente y Bienestar Animal, Ramon Perpinyà, a la que han asistido también técnicos de Emaya y Área de Medio Ambiente, así como representantes de otras áreas municipales como Infraestructuras y Seguridad Ciudadana.
En esta reunión, Ramon Perpinyà ha explicado que el objetivo de la situación de prealerta es de preparación para una posible declaración de la alerta por sequía. "En este momento, el objetivo es estar preparados y acordar las medidas que deben tomarse si entramos en situación de alerta, así como empezar a realizar acciones voluntarias y comunicar a la ciudadanía la situación de riesgo en la que entramos", ha indicado.
También se han expuesto las propuestas presentadas desde Emaya, como son rebajar al 50% la extracción en los pozos de la zona norte en los próximos meses; detener la extracción de los embalses a principios de diciembre, dejando una reserva del 30% de su capacidad; y no compensar estas reducciones de captación con incrementos en los pozos de l'Estremera y Pont d'Inca, a pesar de estar en relativa buena situación.
Se ha planteado también incrementar la compra de agua desalada de 2022 en 1 Hm3, llegando a un total de 5 Hm3, lo que supondrá incrementar en 500.000 euros el gasto previsto inicialmente para este año, así como incrementar las previsiones de compra de agua desalada para 2023.
Respecto a otras medidas de gestión, como primera actuación se revisará el propio Plan de Sequía de 2016, incluido el Plan de Comunicación correspondiente, para poner en marcha una campaña de información y sensibilización de la ciudadanía. Asimismo, se informará de la situación a todos los estamentos municipales y se hará un aviso a los grandes consumidores de agua del municipio para que empiecen a tomar medidas y se preparen para una posible situación de alerta.
Las acciones ahora son voluntarias y preventivas. Con todo, Perpinyà ha insistido en que es necesario prepararse "para poder afrontar una posible sequía con todas las acciones y medidas consensuadas y listas para aplicarlas".