El restaurante ‘El Bungalow’ de Ciudad Jardín forma parte del paisaje del lugar desde hace muchísimos años. Algunos no lo hemos conocido de otro modo, por lo que no es extraño que tantísima gente quiera que se preserve el inmueble y que se mantenga tal y como está, porque la casa junto al mar está perfectamente integrada en el entorno.
Además, el hecho de que se trate de un restaurante al que mucha gente ha acudido y, de hecho, aún acude para disfrutar de una comida junto al mar, hace que no se vea con buenos ojos la pretensión de la Demarcación de Costas de demolerlo. Un establecimiento muy conocido y concurrido, en el que mucha gente ha pasado buenos ratos en compañía de familiares y amigos, es algo estimado y que no se desea ver desaparecer.
De ahí que la movilización social generada para pedir que no se destruya el inmueble y se busque una salida legal a la actual situación, vaya ganando terreno. La campaña ‘Salvem El Bungalow’ va ganando adhesiones y ya se ha convocado una concentración de apoyo, a celebrar el domingo día 6 de noviembre, a las 12 del mediodía.
Francamente, no creo que la Demarcación de Costas rectifique, porque no se trata de un organismo que acostumbre a rectificar su criterio, ni que le importe mucho ni la opinión de la ciudadanía, ni tampoco los informes de otras administraciones. Ellos van a lo suyo, interpretando y aplicando la Ley sin tener en cuenta otros factores concurrentes. Quizá es porque no pueden, aunque la ciudadanía cree que es porque no quieren.
Pero suceda lo que suceda, lo que resulta difícil de entender es que se esgriman razones medioambientales para demoler ‘El Bungalow’. Unas razones que nadie ve y que nunca antes han sido detectadas. Más parece un pretexto, pero no cuela porque Demarcación de Costas está abusando de este argumento que nunca antes había utilizado para acabar con la actividad de negocios históricos y perfectamente integrados en el entorno.
‘El Bungalow’ debe pervivir y su derrumbe es un atentado contra el patrimonio colectivo que mucha gente no perdonará. Su derribo costará muy caro a sus impulsores.