La Audiencia Provincial retoma este lunes el juicio del Caso Cursach, con la declaración de varios empresarios que denunciaron coacciones por parte de la Policía Local para beneficiar al Grupo Cursach.
Uno de los testigos llamados a declarar hoy, lunes, es el empresario Ángel Ávila.
Su testimonio llegará después del de varios policías locales de Palma que ejercen de testigos en la causa. La inmensa mayoría ha dejado claro que su declaración fue guiada por el exfiscal Subirán, por miedo a entrar en prisión.
De hecho, uno de los últimos agentes citados a declarar como testigo se ha desdicho de su declaración durante la fase de instrucción judicial ante el fiscal Miguel Ángel Subirán y ha aseverado que "jamás" recibió ninguna queja por alguna inspección "injusta o arbitraria".
Nada más comenzar y después de que el Ministerio Fiscal haya advertido una contradicción al preguntarle por supuestos preavisos a locales en la Playa de Palma, el testigo ha interrumpido su declaración para matizar que en esa ocasión estaba "bajo un estado de pánico".
"Mi declaración fue condicionada bajo el temor de que pudiera ingresar en prisión. Muchas respuestas eran sugeridas por el fiscal", ha afirmado, para después advertir que como profesional "jamás podría consentir" que compañeros de servicio estuviesen de fiesta: "Eso era imposible. Mi declaración no responde a la realidad".
Además ha precisado que la orden de avisar antes de dirigirse a la Playa de Palma era superior, no procedía del subinspector Bartolomé Capó, actualmente sentado en el banquillo de acusados para quien la Fiscalía solicita un año y tres meses de cárcel.