La determinación de Sarver está relacionada con la resolución de la NBA, que ha considerado al empresario de Arizona culpable de mantener conductas racistas, xenófobas y misóginas en el entorno laboral, imponiéndole, en consecuencia, una sanción de 10 millones de dólares (la máxima establecida en estos casos) y un año de suspensión de cualquier tipo de actividad relacionada con los equipos del Phoenix Suns y el Phoenix Mercury, este último integrante de la élite del baloncesto femenino.
En su comunicado, Sarver lamenta que “todo lo bueno que he hecho, o que aún podría hacer, se ve superado por las cosas que he dicho en el pasado”.
SARVER NO QUIERE SER "UNA DISTRACCIÓN"
Por esta razón, tal como recoge el texto, Sarver está “iniciando el proceso de búsqueda de compradores para los Suns y las Mercury”, con el objetivo de “no ser una distracción para estos dos equipos y las excelentes personas que trabajan tan duro para llevar la alegría y la emoción del baloncesto a los aficionados de todo el mundo”.
“Esta es la mejor decisión para todos”, asegura Robert Sarver, quien promete, de cara al futuro, trabajar para convertirse “en una mejor persona” y seguir “apoyando a la comunidad de manera significativa”.
La decisión de Sarver afecta, por el momento, tan solo a sus franquicias de baloncesto de la NBA, y no guarda ningún tipo de relación con el poder accionarial que todavía mantiene en el Real Mallorca. Habrá que esperar para conocer si el empresario norteamericano toma una decisión similar en el caso de la entidad bermellona.
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