El primer año de la ley de eutanasia, cuyo aniversario se cumplió el pasado sábado 25 de junio, se salda con 8 víctimas en Baleares de 17 que la solicitaron. Si observamos el mapa cuantitativo revela gran diferencia en las cifras de cada comunidad, en el tiempo que se han tardado en formar las comisiones de evaluación y en el número de sanitarios objetores de conciencia.
En total, el sistema sanitario español ha practicado, al menos, 159 eutanasias. A la cabeza está Cataluña, con 60 (otras 18 solicitudes fueron también aceptadas, pero esas personas murieron durante el proceso). Las comunidades donde menos se ha aplicado este falso derecho han sido Extremadura (1) y Castilla y León (2).
Pero veamos qué está pasando en Bélgica, donde hace ya 20 años que tienen legalizada la eutanasia. El 28 de mayo se cumplieron 20 años desde que se firmara la ley que legalizaba la eutanasia en ese pais, el primer país europeo que ha ido abriendo camino a los que pretenden normalizar la muerte provocada de las personas. Dos décadas en los que se ha podido observar de manera clara la pendiente resbaladiza y cómo se ha pasado a permitir la eutanasia a personas por cualquier tipo de sufrimiento e incluso a personas autistas. Pero incluso son cientos de casos cada año en los que se practica la eutanasia a personas que no la han pedido.
La idea de que la muerte debe estar cercana es cada vez menos importante en Bélgica. En un 16% de los casos la muerte no era previsible en un futuro próximo, pero los médicos pueden hacer la trampa a la ley declarando qe casi todos los ancianos padecen varios achaques como razón suficiente para la eutanasia. El número de eutanasias en Bélgica ha pasado de 234 vidas en 2003 a 7 vidas arrebatadas al día en 2021.
Se está produciendo una pendiente resbaladiza, convirtiéndolo en el primer y único país que permite la eutanasia para los niños sin requisitos de edad. También hay pacientes que han sido sacrificados por afecciones psiquiátricas, incluida la depresión.
El derecho internacional protege el derecho inherente de todos a la vida. Requiere que los países protejan la dignidad inherente y la vida de todas las personas, en lugar de ayudar a terminar con ellas, se afirma desde asociaciones provida de toda Europa. Y con estos datos, podemos ver el futuro de nuestro país, donde se facilitará a demasiadas personas terminar con sus vidas en lugar de recibir la atención y el apoyo que necesitan para vivir.
Y, mientras, seguimos sin invertir en cuidados paliativos, la mejor manera en la que se puede aliviar y ayudar a los enfermos terminales para llegar a una muerte lo más digna posible. Pura hipocresía de unos gobernantes que nos venden neoderechos que nunca han existido y que provocan que la vida, cada día, esté más desprotegida.