En esta columna intento dar luz a temas que no se escuchan en los canales habituales.
Mi intención es fomentar que nos hagamos preguntas y más preguntas antes de ceder ni un milímetro de libertad individual, algo muy dado entre la clase política actual.
Me llaman mucho la atención algunos temas que, a pesar de su gran trascendencia, no se comentan en los distintos canales de televisión. Pueden decir que si no salen en el informativo, tiene muchos números de ser falso. Pues no siempre es así.
Por ejemplo, ¿Sabían que Pfizer había pedido hacer públicos dentro de 75 años unos documentos con conclusiones sobre los ensayos de su vacuna? ¿No les extraña que Pfizer pretendiera que fueran nuestros bisnietos los que conocieran el efecto de unas vacunas que nos afectan a todos? Pues aunque los telediarios o nuestros “informadores favoritos” como es el caso del Gran Wyoming, Jiménez Losantos o Risto Mejide no lo hayan comentado, un juez ha ordenado sacarlos ahora a la luz y aliviar de ese mal trago a nuestros bisnietos.
Los resultados de esos documentos sorprenden. Y no se han mencionado en los telediarios.
Una primera conclusión es que Pfizer ha sido conocedor todo el tiempo de que la inmunidad natural existe y no requiere de vacuna. Recuerden que en algún momento nos dijeron que, aun habiendo pasado la enfermedad, había que vacunarse porque la inmunidad “caducaba” a los 6 meses.
Otra perla que aparece en estos documentos es que la FDA y la propia Pfizer sabían que la vacuna contra la Covid causaba inmunodepresión. Han oído bien. La vacuna debilita el sistema inmunitario, es decir, se reduce la capacidad del paciente para combatir infecciones y enfermedades. Por afirmar eso mismo, fue denostado el Dr. Malone, coinventor de la técnica empleada por estas vacunas (ARN mensajero).
Asimismo, esos documentos muestran una alta tasa de miocarditis entre los voluntarios. La miocarditis es la inflamación del corazón y su síntoma más común es el dolor del pecho ¿Les suena haber visto deportistas de élite con dolores en el pecho?
Son muchos los temas que no se cuentan en los medios. Se me ocurren varios.
Uno que no quiero dejar pasar es el que se refiere al contenido obsceno y con negocios oscuros en China y Ucrania de Hunter, el hijo de Joe Biden. Ese tema fue sacado a la luz en época electoral por el New York Post y lo tacharon de contrainformación rusa para condicionar las elecciones. Ahora el New York Times admite su veracidad.
De habérsele dado credibilidad, hubiera cambiado el voto de muchos estadounidense que apoyaron a Biden.
Kim Dotcom, quien fuera fundador de Megaupload, empresa de intercambio de archivos que fue cerrada en 2012 por decisión de Joe Biden, asegura que está en contacto diario con el equipo forense que está analizando el disco duro en Suiza.
Además de vídeos obscenos con jóvenes (parece ser que algunas son menores y en otra imagen parece ser la hija de Obama junto a su tarjeta de crédito en la que se distingue su nombre), el experto informático asegura que una información aparecida en el ordenador muestra la participación de la familia Biden en laboratorios biológicos de Ucrania, donde se investiga la modificación genética de virus para hacerlos más mortales.
Pónganlo todo en cuarentena. Según dice Dotcom, el contenido está en manos de Wikileaks y explotará en las próximas semanas.
Esto provocaría la dimisión de Joe Biden y Kamala Harris pasaría a ser la primera presidenta de Estados Unidos.
Son muchos los temas que no se nos cuentan. Ignoro las intenciones pero, de haberse conocido, nuestras decisiones hubieran sido otras. Por eso, no dejen de hacerse preguntas. Afortunadamente, además de la televisión, hay otras vías de información.
Que no les engañen con lo de que todo lo que no aparece en televisión es fake. Algunos contenidos no interesan ser mostrados ¿Por qué?
La respuesta puede estar en la afirmación espontánea que hizo la semana pasada Mika Brzezinski, una periodista americana que, en directo, en el canal MSNBC, hablando sobre la OPA de Elon Musk por el 100% de Twitter, afirmó: “Elon Musk está intentando controlar cómo piensa la gente. Y ese es nuestro trabajo”. ¿Quién es el sujeto de esta última afirmación? ¿El trabajo de quién es controlar lo que piensa la gente? ¿De las televisiones? ¿De los periodistas? ¿De los poderes fácticos?
Controlar como piensa la gente es limitar nuestra libertad de preguntarnos el porqué de las cosas y mantenernos en el redil. Pregúntense con qué objetivo.