Desde que acabó el confinamiento, no hemos parado de recibir titulares informándonos del empeoramiento de la salud mental entre las personas jóvenes, concretamente, 1 de cada 3 jóvenes de entre 13 y 18 años sufre ansiedad, problemas relacionados con la salud mental o algún trastorno alimentario desde el confinamiento. Hay algo que no funciona cuando el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes.
Es importante analizar el contexto económico, político y social para de entender de donde viene esta situación. Actualmente, a raíz de la crisis de la Covid-19, los jóvenes nos encontramos carecidos de expectativas de futuro y con la angustia que supone vivir el día a día bajo un futuro incierto, puesto que tener unos estudios y una experiencia no nos garantiza disponer de tiempo ni estabilidad.
A todo esto, se tiene que sumar el 40% de paro juvenil y la precariedad laboral que no nos permite emanciparnos. Lo que se traduce en malestar juvenil en forma de depresión, estrés o ansiedad. Además, las instituciones públicas durante años han estado recortando y privatizando los servicios sanitarios hasta el punto de que para poder acceder a ayuda psicológica tenemos que esperar más de 2 meses.
Sílvia Garcés