Restaurante Bon Bar Cala Figuera

Desde 2018, Miguel Pizá (en Mora) regenta el Restaurant Bon Bar de Cala Figuera, pero durante más de treinta años la familia Pizá, estuvo al frente del Chiringuito de Ses Covetes (es Murters). Miguel recuerda que tenía cinco años cuando su padre Francesc y su madre Catalina atendían con profesional devoción a su público.

De ellos aprendí cómo hay que tratar a los clientes, de hecho mi padre que ha sido mi maestro, repetía una frase; “hay que volver a enamorar al turista” y siempre, me animó a seguir en este oficio recalcando que lo más importante es no engañar a nadie, dar lo mejor, como se lo darías a cualquiera que viniese a tu casa, porque precisamente se trata de eso, de que se sientan como en casa.

El Restaurant Bon Bar está situado sobre el puerto donde los pescadores descargan las capturas frescas que pocos minutos después te podrán servir a la mesa ya que su especialidad es el pescado y el marisco fresco.

Desde la terraza puedes contemplar la panorámica de Cala Figuera que ha sido fragmentada en múltiples ocasiones por artistas plásticos que han quedado fascinados por su variedad de tonalidades y elementos y que definen como una de las estampas más hermosas de Mallorca.

Mi política es la de tener producto de aquí, el pescado, la carne, la verdura, la fruta, así apoyamos lo autóctono y en el fondo la clientela agradece que le sirvas productos con la máxima garantía. Yo no comparo precios de mis proveedores, aunque parezca un tópico, compro lo que considero de más calidad.

Me agrada acercarme a las mesas de los clientes y conversar con ellos, familiarizar, te ayuda a entenderles, a conocerles y a servirles de acorde con sus gustos. Y reconozco que parte de nuestro éxito se debe también a tener un personal cien por cien implicado.

Me gustaría reencontrarme con gente que venía a Ses Covetes, aunque gracias a Dios, muchos ya han aparecido por aquí, otros todavía no saben que estamos en Cala Figuera. Así que les esperamos.

Xisco Barceló

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“Un secreto singular”

Cierto día, vino un señor al Chiringuito de Ses Covetes (Es Murters) y me pidió un “ Gall amb ceba” y yo le comenté que no lo teníamos en carta, pero no obstante le preguntaría a la cocinera que era mi madre, si podíamos complacerle.

Hubo un pequeño tira y afloja con mi madre porque ella no estaba muy segura de quedar bien y yo le insistí en que por poco que pudiera, habría que contentar la petición del comensal. Mi madre se esmeró y el cliente quedó muy contento, aunque me hizo una sugerencia; ha sido muy rico, pero si la cebolla la preparáis… y me dio un consejo que se ha convertido en el secreto singular de nuestro plato más solicitado. No volví a saber más de aquel hombre y me hubiera gustado agradecérselo.

Francisca Sampol