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Se vende terreno digital

Por José A. García Bustos
sábado 06 de marzo de 2021, 09:59h

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Seguramente muchos de ustedes pensarán que ser propietario de un terreno o una vivienda es una buena inversión porque son bienes susceptibles de ser alquilados o, en un momento dado, vendidos y, por tanto, permiten obtener un retorno económico. Cuanta mayor sea la presión de la demanda, mayores serán los precios y mayores las posibilidades de sacar mejor rendimiento de ese bien inmueble. Por eso, un piso o un negocio en la milla de oro o en la zona más comercial de su ciudad suele tener un mayor precio por metro cuadrado que uno del extrarradio.

¿Y si le pregunto si considera atractivo ser propietario de un terreno o local en una ciudad que no es física sino virtual? Seguramente me dirá que eso no vale nada porque ni se puede tocar ni existe. Yo le respondería que mientras haya demanda y oferta, hay precio. La oferta de terrenos existe en un universo (un juego de gran aceptación llamado Axie Infinity) en el que la demanda, en forma de jugadores, no solo ya existe sino que crece año tras año.

Un usuario acaba de comprar un terreno por 1,5 millones de dólares este universo digital llamado Axie Land. Entiendo que llegados a este punto, abandone la lectura y piense que el mundo está lleno de frikies y ya ha cubierto el cupo de la semana.

He intentado dar un paso más y, ante lo que parece una extravagante compra, he indagado sobre las razones de este usuario (@its_Falcon_time, en Twitter) para desembolsar tal cantidad de dinero en algo que “no existe” (?) o, mejor dicho, no se puede tocar. Y, la verdad es que tras leerlas me parece de todo menos friky. En sus argumentaciones, con gran visión económica, expone que estamos viviendo un momento histórico con el nacimiento de naciones digitales con valor económico, social y de entretenimiento por la generación futura de flujos. Para ello ha acudido a un lugar en el que, cada vez más usuarios, juegan a un juego similar a Pokemon en el que se paga por jugar.

El tal Falcon ha comprado nueve solares en la zona más privilegiada del nuevo universo. Quizá algún día le dediquen una plaza. Este usuario ha hecho sus cálculos y tras ver los posibles retornos de su inversión ha hecho la compra. Ha detectado que los propietarios en el universo Axie han crecido en 2020 en un 743%, que mensualmente los usuarios activos aumentaron ese año una media del 3.063% y que el volumen de mercado lo hizo el año 2020 en un 608%. Todos esos usuarios “pasearán” por delante de los terrenos y locales que están a punto de crearse. Acudirán a festivales, conciertos y eventos deportivos. Comprarán objetos, consumirán publicidad y quien sabe si hasta una cerveza digital.

Falcon ya ha tomado posiciones. Quizá algún día venda con ganancias o alquile sus “terrenos” y se ría de quienes hoy se ríen de él.

La experiencia más conocida de universos virtuales es la de Second Life creado en 2003 que hoy cuenta con 167.000 jugadores diarios. Más de 45 multinacionales se anuncian ahí. Entre ellos Nissan, Sony o Coca-Cola. Es un juego gratuito en el que, con su propia moneda, se compran y venden objetos virtuales como ropa, complementos y mobiliario. El valor de esas transacciones ascienden hoy en día a 65 millones de dólares anuales.

La diferencia con Axie Infinity es que éste ha nacido junto a los millennials, esos jóvenes que cada vez están más enganchados a la pantalla y videojuegos. Según un libro superventas en Francia del neurocientífico Michel Desmurget, esta adicción hará que los jóvenes de hoy sean la primera generación de la historia con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres. Las pantallas, incluida la televisión, afirma, disminuyen el desarrollo cognitivo de los niños. Pero esa es otra historia

Otra gran diferencia de Axie Infinity la aporta la existencia de la blockchain y los NFT (“Non fungible tokens” o “tokens no fungibles”) que permiten otorgar de manera inmutable una propiedad a una persona. Así como un billete de 10 euros o un bitcoin es un bien fungible (el valor de uno mío es igual que el de uno suyo), un token no fungible es un título único. Si se refiere a la tenencia de un bien mi token no será igual que el suyo y demostrará de manera fehaciente mi propiedad. Es el equivalente a lo que actualmente representan las escrituras y registros de la propiedad pero sin necesidad de intervención humana ni posibilidades de errores o manipulación. La inversión en NFT está suponiendo un boom en la criptoeconomía.

Volvamos al universo virtual. Piense en un país al acceso de un click en el que pueda montar un negocio y “paseen” por delante cada vez más “viandantes” a los que pueda ofrecerles algo. Un país sin gobernantes ni fronteras en el que la inmigración no sea un problema y la superpoblación no aporte más que ventajas. Un universo con multitud de habitantes con una sola tierra, una sola moneda y un solo idioma. La moneda es el token de Infinity (AXS) y el inglés es el idioma natural. Mientras se mantenga lejos la imposición de ideologías, creencias y religiones este universo estará salvado. Aunque no compre ¿aceptaría una herencia de un terreno virtual? Por si las moscas, seguro que sí.

Voy a ir comprando algunos tokens (AXS) por si me decido a instalarme en ese nuevo universo. Tal vez el tal Falcon sea un visionario y no un loco. El token de AXS vale hoy 2,5 dólares y si aumenta la demanda, su valor puede multiplicarse pero no me haga mucho caso.

Si me animo, con esos tokens compraré un pisito con vistas a los mejores píxeles y lo amoblaré a mi gusto. Y cuando necesite sal para el pa amb oli virtual, se la pediré a mi vecino.

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