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El Govern debe ponerse las pilas con la vacunación

martes 05 de enero de 2021, 00:01h

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Baleares avanza al ralentí en la vacunación contra la Covid. Después de una primera –y muy publicitada- puesta en escena de la inyección a Araceli en la residencia de Sant Miquel-Oms de Palma, poco se ha informado desde el Govern de los avances de este histórico proceso de vacunación masivo, llamado a ser la tabla de salvación definitiva de una sociedad enferma, agotada y arruinada.

Los días pasan y las cifras de usuarios protegidos frente al coronavirus con la primera dosis de Pfizer crecen a muy bajo ritmo: 3.134 personas en una semana. Teniendo en cuenta que la comunidad cuenta con 1,2 millones de residentes, el número se antoja francamente pobre y enciende todas las alarmas de cara a la temporada turística: a este paso, no llegamos.

mallorcadiario.com pudo saber este lunes de fuentes oficiales de la conselleria –después de insistir durante horas para contactar con algún portavoz autorizado- que el calendario de vacunación trazado por el Ejecutivo de Armengol no contempla fines de semana. Esto quiere decir que los sábados y domingos sólo se habilitan en caso de no cumplir el plan establecido para el resto de días hábiles, como ya ha ocurrido este pasado fin de semana tanto en Mallorca y Menorca.

Resulta llamativo que una administración que se ha hartado a repetir que “el virus no descansa” y que ha impuesto medidas restrictivas durísimas a ciudadanos y empresarios “para contener el avance de la pandemia”, demuestre semejante parsimonia a la hora de organizar un calendario.

El reputado epidemiólogo y exdirectivo de la OMS Daniel López Acuña advertía este lunes en un medio de comunicación vasco de la necesidad de vacunar contra la Covid "como si fuera una operación militar y de guerra". Sin festivos, sin días libres. Sin excusas ni autocomplacencia, cabría añadir. En estos momentos, no existe mayor prioridad que la administración de la vacuna y si el proceso no se realiza con agilidad y eficiencia –al margen de circunstancias ajenas como el suministro y la logística por parte de Pfizer- alguien en Baleares debería asumir la responsabilidad.

2021 está llamado a ser el año de la recuperación. No hay otra opción. Por ello, los gobiernos –tanto estatal como autonómico- no pueden ni deben permitir que la incertidumbre y la falta de transparencia con la vacuna planee sobre el ánimo de sus ciudadanos y enturbie su maltrecha esperanza.