Esta semana ha dado una paso más una ley profundamente destructiva e injusta , la ley de Laeutanasia, después de tumbar el congreso las enmiendas a la totalidad de PP y Vox
En Baleares ,y después de un fuerte debate social en 2015 ,se llegó a un gran acuerdo siendo la única ccaa con una ley que garantiza los cuidados paliativos aprobada por unanimidad, ya que dichos cuidados serían mermados ante la imposición de la eutanasia.
El término de "eutanasia" o “muerte dulce” deja parámetros muy amplios de acción que van desde asesinar a un niño que va a nacer con alguna discapacidad hasta la colaboración en el suicidio de alguien que sufre; desde la eliminación del anciano (visto ya como un estorbo) hasta la abstención del tratamiento para no alargar una agonía sin esperanza del enfermo terminal.
La eutanasia tal y como la plantean los defensores de su legalización, afecta de lleno al mundo de la Medicina, puesto que las propuestas de sus patrocinadores siempre hacen intervenir al médico o al personal sanitario. Pero seamos realistas, no es una forma de medicina, sino una forma de homicidio; y si la practica un médico, éste estará negando la medicina. La eutanasia expulsa a la medicina, la sustituye. Y al final, se vuelve contra el médico que la practique.
Parece ser que el juramento hipocrático, público y obligatorio que sólo pueden hacer las personas que se gradúan en carreras de medicina, cuyo carácter ético orienta al médico en la práctica de su profesión, queda en el olvido.
Dice así: “Jamás proporcionaré a persona alguna un remedio mortal si me lo pidiese, ni haré sugestión alguna en tal sentido”.
Cabe afirmar, que hoy en día, la medicina no se opone al cese del tratamiento cuando solo sirve para prolongar la muerte, ni al uso de ciertas medidas para aliviar el sufrimiento, aunque tengan como inevitable consecuencia abreviar la vida.
Ante el dolor de un enfermo terminal, estamos obligados a proporcionarle las curas necesarias al enfermo, como el agua, la alimentación (oral o médica), las medicinas, los calmantes, la ventilación adecuada, la atención higiénica y del confort y, por encima de todo, el amor y la solidaridad. No tenemos por qué ni debemos matar al enfermo ni dejarlo sufrir indefinidamente. La eutanasia y el suicidio asistido constituyen una hipocresía y una falsa "compasión" que buscan la vía fácil, egoísta y cómoda para resolver los problemas, en vez de sacrificarse por el enfermo y darle nuestro amor y compasión.
Si la sociedad pierde el sentido o la conciencia del valor incondicional de la persona humana, perderá también la capacidad de amar incondicionalmente, ya que el amor y el valor son realidades correlativas, no se ama lo que no se percibe como un valor. ¿Qué será entonces de nuestra sociedad, de nuestras familias, de nuestros matrimonios?
En una familia donde se decide aplicar la eutanasia a uno de sus miembros, la tensión psicológica y afectiva que se genera al haber propiciado un homicidio puede ser, y es de hecho, fuente de problemas e inestabilidades emocionales, dadas las inevitables connotaciones éticas de tal conducta.
El fin no justifica los medios. Las personas tendemos con mucha facilidad a justificar cualquier medio cuando el fin nos parece bueno. La eutanasia implica matar, por muchos eufemismos con que se disfrace esta acción.
Esta práctica, la eutanasia, atenta directamente contra la vida de cualquier persona, la cual tiene derecho a recibir los cuidados paliativos necesarios para el alivio de su sufrimiento, pero, en ningún caso, a que se elimine su vida
Consideró que la única respuesta ética aceptable ante el final de la vida son los cuidados paliativos, que ni precipitan deliberadamente la muerte ni prolongan innecesariamente la agonía, sino que cuidan al enfermo, aliviando su dolor mientras llega la muerte.
Resumiendo lo que dice la Organización Mundial de la Salud, los cuidados paliativos:
- Son cuidados que acogen la realidad de la muerte como algo normal
- No provocan nunca la muerte, ni la retrasan con sufrimientos inútiles.
- Buscan aliviar el dolor.
- Ofrecen un sistema de apoyo para que el paciente pueda convivir con su enfermedad.
- Sostienen a la familia para que pueda sobrellevar los inconvenientes y el dolor que implica el convivir con un pariente enfermo.
Más de un defensor de la eutanasia me ha reconocido en debates públicos, que casi no habría peticiones de eutanasia si se desarrollasen más los cuidados paliativos y la medicina del dolor.
En 2001 se aprobó en Holanda una ley que permitía la eutanasia y el suicidio asistido. Dicha ley, Nº 26.691, que entró en vigencia el primero de abril de 2002, ha dado como consecuencia la pérdida de una vasta y creciente cantidad de vidas humanas. Las personas mayores prefieren ser tratadas fuera de su país ante el temor y desconfianza en la aplicación de las prácticas eutanásicas..
En España las asociaciones de Lesionados Medulares y Grandes Minusválidos, entre otras, afirman que la gran mayoría de los discapacitados muestran una actitud totalmente contraria a la eutanasia, ya que su postura es a favor de la vida y de la normalización socio-familiar de su colectivo.
Legislar sobre la eutanasia antes de haber legislado sobre una atención adecuada al final de la vida con cuidados paliativos para eliminar el sufrimiento del enfermo, es una gran irresponsabilidad política.