La mitad del centenar de brotes registrados en España en el camino hacia la nueva normalidad, se han identificado en el entorno familiar. La influencia, en los casos “0” de las situaciones creadas en las aglomeraciones incontroladas es probablemente muy alta. Los manifiestos desacatos a las recomendaciones selectivas de las autoridades sanitarias sobre limitación de aforos, medidas higiénicas y a la utilización de medios de barrera han sido continuas.
A través de los medios hemos visualizado multitudes indisciplinadas que ponen, literalmente, los pelos de punta. Las imágenes de reuniones lúdicas y fiestas descontroladas, con una absoluta falta de disciplina, son determinantes para la persistencia del virus en el entorno. No nos olvidemos, el COVID por sí mismo no va a ninguna parte. Solo llega donde lo trasladan los afectados.
La sensación que muchos ciudadanos han entendido más bien poco de la traumática experiencia vivida en los últimos cuatro meses es desgarradora. La realidad nos ha llevado a un escenario que ni era el previsible ni el previsto; mucho menos el deseado. De ahí que las medidas que ya han tomado cuatro comunidades, entre las que estamos incluidos, obliga a la utilización de mascarillas en público, aunque se pueda mantener la distancia social, acompañadas de importantes sanciones disuasorias.
Lo trascendente no es que en la comunidad se mantengan 134 contagiados. Lo importante no es que el coronavirus esté presente en 19 municipios de Mallorca, en Menorca y en Ibiza identificados y localizados. Entra dentro de lo asumible.
Lo sustancial, es que hemos roto en un momento de máxima sensibilidad social y económica el principio de seguridad y hemos quebrado el de confianza.
La grave disminución de la actividad productiva está lastrando la recuperación económica. Por desgracia se ha tenido que iniciar un nuevo camino cargado de incertidumbre, sin fecha de caducidad, en la que toda la ciudadanía queda nuevamente afectada. Un recorrido en la que pagan justos por pecadores y que afecta también a los que se han esforzado en mantener una conducta social respetuosa.
Estas situaciones impactan de forma inmisericorde en las expectativas de mejora. Las apuestas empresariales cargadas de riesgos se han encontrado con un nuevo escollo trascendente a las primeras de cambio que debilita directamente la curva de recuperación en un momento de especial fragilidad para los resultados de la temporada actual.