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Un burro puede fingir ser un caballo

martes 26 de mayo de 2020, 03:00h

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Pero pronto o tarde rebuznará.

El pasado martes en este mismo medio publiqué un artículo titulado “Yo acuso”, y como consecuencia del mismo fui interpelado por una indigente intelectual que por una parte me decía quién me creía comparándome con Zola (sic) y quien me creía para acusar a nadie (sic). Por una parte decía que no me atrevía a compararme a Zola, solamente tomaba prestado su título, y por otro, y este tema sí que tiene más enjundia, quien soy yo para acusar.

Soy un ciudadano libre que en ejercicio de su derecho de libertad de expresión explica en un periódico un análisis de una gestión absolutamente penosa que se ha hecho durante la pandemia y crisis económica que empezamos a sufrir. Y por mucho que me digan no me privarán de decir lo que pienso.

Dicho esto hoy pretendía hablarles de la mentira como forma de hacer política, y el título obtenido de la sabiduría popular, me resulta muy difícil de adjudicar a algún miembro del gobierno en concreto si bien el que más lo merece es aquel que en las redes sociales es conocido por doctor fraude, esto es el Presidente del Gobierno.

Puede resultar una obviedad que trate este tema pero es que el engaño, la mentira burda y grosera del señor Sánchez ha llegado a límites inauditos, en la pasada semana, a saber: ha engañado a la mitad de su gobierno, ha engañado a su grupo parlamentario, ha engañado a los que le auparon a la mayoría para ser presidente, también a los que les ha prestado sus votos para sacar adelante un innecesario estado de alarma. Su capacidad de mentir no conoce límites.

El añorado Rubalcaba en 2003 pronunció una frase premonitoria, “los españoles no se merecen un gobierno que les mienta”, 17 años después sigue vigente tal aseveración para vergüenza del partido de Rubalcaba.

Sánchez es un burro fingiendo ser un caballo y cada vez que se pone ante el atril los sábados a la hora de la siesta, rebuzna. Merece, desde mi humilde opinión, un estudio psiquiátrico pues su comportamiento es patológico a buen seguro.

No soy capaz de entender esa ambición desmedida que obliga al Presidente Sánchez a hacer esos papelotes tan indignos hablando a una nación de la que piensa que somos idiotas pues de no pensarlo no nos diría las cosas que nos dice y ni haría las cosas que hace. Piensa que somos tontos y resulta que quien rebuzna es él.

Gandhi, el apóstol de la no violencia, tan querido y poco imitado por la izquierda, al referirse a la mentira dijo que “es mejor ser vencido diciendo la verdad, que ganar por la mentira”, si el Presidente Sánchez tuviese una cultura media y no necesitase, por ejemplo, plagiar su tesis sabría quien fue Gandhi, en cuya fuente desde luego no ha bebido pues no rebuznaría.

Estamos en manos del peor gobierno posible en el peor momento posible y eso nos está pasando factura en muertes y en la ruina del país pues cuando se levante este extravagante estado de alarma volveremos a la cruda realidad de ver un país arruinado, con hambre en las calles por la gestión de un gobierno incapaz que pretende terminar con nosotros subiendo impuestos.

Permítanme antes de despedirme hacer un comentario hacia mi admirada Carmen Calvo, que en lugar de en el Gobierno debería estar en el Club de la Comedia; en la Grecia clásica, hace unos 2600 años se sabía que la tierra era esférica pero resulta que eso no es así, el otro día la señora Calvo dijo que consultando un mapa descubrió que Buján, Teherán, Milán, Madrid y NY están prácticamente en línea recta. Volvemos al mundo plano. No sé, y lo digo de corazón, como esa señora aprobó la EGB. Que disfruten de un nuevo martes de confinamiento de fase 2 pero que realmente es la 3.

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