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Mascarillas por responsabilidad

jueves 21 de mayo de 2020, 00:00h

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Desde este jueves, todos los ciudadanos que salgan a la calle deberán hacerlo provistos de mascarilla. Su uso es obligatorio en los espacios cerrados y en la calle, siempre que no se pueda garantizar una distancia mínima de separación de dos metros. La norma, publicada por el BOE este miércoles, afecta a todas las personas mayores de seis años de edad y cuenta con unas pocas excepciones lógicas, ya sean en casos contraindicados por motivos de salud o en personas con una discapacidad que desaconseje su uso..

La obligación llega 67 días después de iniciarse del confinamiento, en pleno proceso de desescalada y tras un debate sobre si debía imponerse su utilización, un debate en el que el propio doctor Simón ha ido variando su discurso inicial. Al final se impone una medida que, a todas luces, debe servir para frenar la pandemia o, en todo caso, no propagarla. La barrera física -con las especificidades propias de cada uno de los modelos- se advierte como una eficaz forma de bloquear el vaho o las gotas que pueden transmitir el virus. Una buena alternativa mientras no se consigan tratamientos eficaces o una vacuna segura y que -al menos desde un punto de vista no científico- cabe pensar que es una opción que debería haberse impuesto antes.

Desde hoy, la escena de ciudadanos transitando por la ciudad provistos de mascarilla será habitual. Su venta -regulada por el Gobierno con un precio máximo de 0,96 céntimos de euro- formará parte, durante mucho tiempo, de la compra habitual. De hecho, conocidos supermercados ya incluyen en sus estanterías los packs de mascarillas para que formen parte de la cesta de la compra semanal, como cualquier otro producto de primera necesidad.

La obligatoriedad de la mascarilla abre un resquicio a una cierta responsabilidad de cada cual cuando se deja en manos de los ciudadanos el criterio sobre si es posible mantener o no la distancia de seguridad. Lo más adecuado es que, ante la duda, se utilice siempre. Esa es la responsabilidad individual que todos debemos aceptar para que no se produzcan rebrotes de la enfermedad que echen por tierra el esfuerzo acumulado durante estos meses. Por precaución, pero también por respeto a los demás.