Diario de un confinado: Nueva York
Por
Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
jueves 30 de abril de 2020, 04:00h
Una de las secuencias más recordadas de la película «Desayuno con diamantes», del gran director Blake Edwards, es la del inicio del filme. Mientras está amaneciendo, un taxi recorre la Quinta Avenida de Nueva York, que en ese momento se encuentra completamente desierta. Del interior del vehículo sale Audrey Hepburn, sola, y se dirige lentamente hacia los escaparates de la joyería Tiffany, mientras empieza a comer un cruasán y a beber un café que llevaba en una bolsa de papel.
Es una imagen llena de soledad y de melancolía, que se acentúa aún un poco más gracias a la bellísima banda sonora del maestro Henry Mancini. Vista ahora, esa imagen de ficción nos emociona posiblemente de una manera muy especial, después de haber visto o vivido numerosas imágenes casi idénticas durante estas últimas semanas, pero esta vez reales y por un motivo no deseado, tanto en Nueva York como en la mayoría de ciudades de todo el mundo.
Mucho antes de que todo esto empezara, todos guardábamos en nuestra memoria recuerdos personales de amaneceres, crepúsculos o noches con calles, avenidas o plazas prácticamente desiertas, cuando después de una reunión con nuestros amigos volvíamos quizás de regreso a casa o cuando tal vez la lluvia o el frío nos habían invitado a no salir ese día de nuestros hogares. Pero aun así, sabíamos que unas horas después esos mismos espacios se llenarían de gente y recuperarían su habitual bullicio.
Con el anunciado inicio de la desescalada en varios países, nos empezamos a sentir también ahora un poco así, confiados en que poco a poco las calles de nuestra ciudad y de otras urbes volverán a llenarse de vida, al igual que las avenidas y las plazas de ciudades que tanto han sufrido recientemente, como Milán, Madrid, Barcelona o París. Quizás en Nueva York se tarde aún un poco más en volver a esa «nueva normalidad», pero también se volverá a ella, con el sol luciendo de nuevo por todos sus rincones, mientras miles de personas pasearán por sus calles y avenidas, como hacía también Audrey Hepburn al final de la secuencia inicial de «Desayuno con diamantes», al melancólico y precioso son de «Moon River».