Es habitual que ante grandes tragedias o situaciones de crisis extrema, como la actual, el Ejército apoye o lidere, incluso, operaciones de salvamento y rescate o de apoyo a los cuerpos de seguridad. La creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), hace ya 15 años, vino a reforzar esta labor con una mayor especialización, aunque el mismo espíritu de ayuda y colaboración que inspira la UME lo han venido desarrollando los efectivos del Ejército desde mucho antes.
En Palma y en algunos municipios de Mallorca se han desplegado estos días unidades del Ejército, algunas llegadas desde fuera de las Islas, para atender tareas tan específicas como la desinfección de instalaciones estratégicas. Es el caso de la unidad NBQ -especializada en operaciones de alarma nuclear, biológica o química- que llegó de Valencia con equipos especializados para encargarse de esta misión.
La labor de los militares es comúnmente aceptada -cuando no admirada- por la mayoría de la sociedad. Siguen sorprendiendo, sin embargo, las críticas de algunos colectivos que cuestionan esta presencia militar. Algunos de ellos rozan el ridículo, como la Assemblea Sobiranista de Mallorca que se preguntaba si la labor de los militares no podrían hacerla "nuestros sanitarios". O la diputada de Més per Mallorca Joana Aina Campomar que divulgó en sus redes el mensaje que calificaba la presencia del Ejército en nuestras calles como una "tortura y una provocación".
Hace muchos años que el Ejército se dedica a salvar vidas. Desde muchas misiones en territorios azotados por la guerra y el caos, hasta tragedias naturales como terremotos, incendios o inundaciones. Les vimos actuar en las riadas del Llevant de la misma manera que observamos cómo montaban un puente en una noche para poder comunicar la zona que había quedado aislada por carretera. Aún así, los mismos que ahora critican que vengan a Mallorca a ayudar rechazaron la instalación de un destacamento permanente de la UME en las Islas porque iba "a meter miedo".
La imagen de dos soldados llevando las bolsas de la compra de una mujer mayor que hemos podido ver estos días -y otras imágenes similares-, no parece identificarse con la amenaza que algunos pretenden hacer ver. En tragedias naturales, o crisis como la actual, la presencia del Ejército tranquiliza, y confundir argumentos como persiguen unos pocos no conduce a ninguna parte. Si acaso, a retratarles como fanáticos y obsesivos. Por suerte, una minoría.