Juzgan a un hombre por abusar de su hija de corta edad: "Juro por Dios que no le toqué ni un pelo"

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Baleares ha juzgado este lunes a un hombre a quien la Fiscalía pide, tras la vista oral, una condena de 14 años de prisión por abusar, presuntamente, de su hija menor de edad y por tenencia ilícita de pornografía. El hombre ya fue condenado en 2009 por poseer material pornográfico, por lo que la Fiscalía aprecia la circunstancia agravante de reincidencia. Su defensa considera que "no hay indicios sólidos", y pide la absolución.

El acusado ha explicado durante la vista que el material pornográfico que la Policía recuperó era el mismo por el que ya se le había juzgado, hace más de diez años, y ha explicado que solo es consciente de que, un día, por error, su hija visionó material pornográfico entre adultos en su dispositivo móvil, que solía usar para ver dibujos animados. Cuando se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, su padre la riñó, según ha dicho.

Acto seguido, ha prestado declarción la madre de la víctima, quien ha explicado que, en un momento dado, empezó "a atar cabos" respecto al comportamiento de su hija, pues era frecuente que la niña se tocase o se frotase contra peluches, representando el acto sexual.

LA PEQUEÑA DESCRIBÍA ESCENAS SEXUALES CON CONTENIDO DEGRADANTE

Durante el juicio, ha declarado también una profesional especializada en el ámbito de la infancia que se hizo cargo de la menor. Ha explicado que ésta de "manera espontánea" explicitó tener conocimientos sexuales, describiendo varias escenas con contenido degradante. Posteriormente, la niña le dijo que eso lo había visto en el móvil de su padre y también le confió que su progenitor le había llamado la atención, diciéndole: "Hija, tú cómo ves esos vídeos".

Por su parte, una terapeuta que trabajó con la niña ha relatado que, durante el tratamiento, meses después de que la pequeña fuera intervenida, esta le dijo que su padre le había realizado tocamientos en las partes íntimas. Sin embargo, la profesional ha explicado que su cometido no consistía en saber si la revelación de la menor se ajustaba o no a la verdad, sino aplicarle el tratamiento adecuado.

UN NUEVO DELITO POR TENENCIA DE MATERIAL PORNOGRÁFICO

En sus conclusiones definitivas, la Fiscalía ha añadido un nuevo delito por tenencia de material pornográfico, por el que suma un año a su solicitud de pena original de 13 años de cárcel. El representante del Ministerio Fiscal ha señalado que los técnicos de las Unidades de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional detectaron que las fotos de su hija menor, junto a otros archivos pedófilos, no estaban borradas. Ha evidenciado una contradicción en este punto con el relato del acusado, que ha indicado que las imágenes habrían sido eliminadas.

Por su parte, la representación legal del acusado ha explicado que las fotografías de la niña "no tienen un componente sexual", sino que "son fotos que se le hicieron en la bañera en presencia de la madre y la abuela". También ha indicado el letrado, en contraposición a los argumentos de la Fiscalía, que no se puede determinar si las imágenes de la niña estaban mezcladas en el mismo archivo con las imágenes pedófilas.

LA DEFENSA ARGUMENTA QUE EL TESTIMONIO DE LA MENOR PRESENTA LAGUNAS

Respecto a los abusos, la defensa ha sostenido que el testimonio de la menor "presenta lagunas", y ha puesto en entredicho la "fiabilidad" del informe presentado al respecto, ya que está basado en un relato efectuado meses después. Por tanto, considera, tal como ha expuesto también un psicólogo forense durante el juicio, que "está contaminado" y no puede servir como prueba.

En su turno de última palabra, el acusado ha dicho no entender "cómo la nena se contradice tanto; juro por Dios que no la toqué ni un pelo". Tras esto, el presidente del tribunal ha dado el juicio visto para sentencia.

Además de la pena de cárcel, el fiscal también pide una orden de alejamiento en favor de la niña durante diez años, y que se prive al padre de la patria potestad, junto con el pago de una indemnización de 18.000 euros. La víctima fue dada de alta hace un año, tras recibir terapia en la Unidad Terapéutica de Abuso Sexual Infantil (Utasi).