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La ecotasa y el difícil encaje de Més en el Govern

sábado 05 de octubre de 2019, 00:00h

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Més per Mallorca no acaba de encontrar su papel en el Govern. El socio preferente del PSIB durante la legislatura anterior quedó relegado a un tercer puesto en el nuevo Pacte después de obtener un resultado electoral que redujo notablemente su presencia en el Parlament. En mayo, los ecosoberanistas purgaron ante sus votantes buena parte de las decisiones del anterior ejecutivo en temas de infraestructuras y medio ambiente, con un desgaste del que sus socios socialistas salieron indemnes.

El debate interno en la formación sobre cuál debe ser su papel en las administraciones que comparten con PSIB y con Podemos sigue abierto. El último episodio lo ha protagonizado el portavoz del partido, Guillem Balboa, al oponerse a que el Govern bonifique el impuesto de turismo sostenible abonado por las empresas afectadas por la quiebra de Thomas Cook, tal y como anunció la presidenta Armengol. La formación considera la medida "un regalo" a los hoteleros y ha asegurado que la iniciativa "no cuenta con el acuerdo de las tres formaciones que participan en el Govern".

Como no podía ser de otra forma, el conseller de turismo, Iago Negueruela, salió a desmentir las afirmaciones de Més señalando que todas las medidas de apoyo al sector -incluida la bonificación de la ecotasa- estaban "habladas y consensuadas en el seno del Govern". Por encima de la polémica puntual sobrevuela la situación incómoda de los ecosoberanistas, alimentada por su papel menguante en la política balear, su carencia de un liderazgo interno fuerte y la falta de definición de un mensaje que pueda movilizar a la vez tanto a los sectores ecologistas como a los soberanistas. La cercanía de otras elecciones en las que deberá marcar diferencias con el resto de partidos de izquierda complica aún más el escenario a corto plazo.

La imposición de la ecotasa fue una decisión de alto contenido ideológico que, ahora, el Govern modifica puntualmente con un elevado grado de pragmatismo. Es la diferencia que se traduce en gobernar para solucionar problemas o hacer política de cara a la galería, aunque cada vez haya menos espectadores. Més per Mallorca debe encontrar su lugar en el Govern y, si no es así, debería plantearse abandonarlo como ya hicieron sus homólogos de Més per Menorca.