El texto resume en poco más de seis páginas 20 consecuencias para el Reino Unido de una salida desordenada de la Unión Europea. Entre ellas se incluye el tremendo impacto que tendría sobre el sector alimenticio y la electricidad, que experimentarían considerables subidas.
Además, el documento refleja que, en Irlanda, el Ulster, uno de los principales escollos en las negociaciones con la UE “volvería a la frontera dura, con numerosos controles, lo que retrasaría la libre y normal circulación de productos y personas”.
Otro de los problemas es que los funcionarios y numerosos empleados del sector privado no están preparados para un brexit duro.
El documento reconoce que un brexit duro afectaría de lleno al sector pesquero y fundamentalmente en el ámbito de las transacciones financieras.
Por último, advierte de las graves consecuencias para los ciudadanos británicos y su libre acceso a otros países y los gravísimos problemas económicos que generaría a la economía gibraltareña.