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"Lo que más valoro de Moreno es su normalidad, es difícil encontrar gente normal"

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
domingo 07 de julio de 2019, 07:00h

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El actual consejero delegado del Real Mallorca, Maheta Molango (Saint-Imier, 1982), fue cocinero antes que fraile, pues fue jugador de fútbol en su juventud. Licenciado en Derecho, desde su incorporación al club a principios de 2016 ha sabido estar a las duras y a las maduras. Su llegada se produjo después de que un grupo empresarial liderado por el norteamericano Robert Sarver pasase a ser el accionista mayoritario del Mallorca. Una vez superado el mal trago del descenso a Segunda B en 2017, Molango ha visto cómo al año siguiente se logró subir a la Liga 123 y cómo ahora se ha conseguido el ascenso a Primera División. Los artífices de ese doble éxito consecutivo han sido el propio Molango, el director deportivo Javier Recio, el entrenador Vicente Moreno y un grupo de jugadores ejemplares que han rendido a un altísimo nivel.

¿El descenso a Segunda B acabó suponiendo una especie de revulsivo positivo?

Creo que un drama como el de bajar a Segunda B nunca puede ser bueno. Está claro que nunca puede ser bueno. Lo que sí es cierto es que el Mallorca estaba mucho más enfermo de lo que nosotros pensábamos desde fuera o de lo que muchos aficionados podían conocer del club. En ese sentido, es verdad que el descenso fue una oportunidad única de renacer y de darse cuenta de que si no le dábamos una vuelta absoluta al club en todos los aspectos, nos íbamos a ir a Tercera División.

¿Qué nos puede decir de la continuidad de Vicente Moreno?

Es muy fácil. Tiene un contrato en vigor hasta el 30 de junio de 2020 y al Mallorca no le consta ningún tipo de oferta formal por el entrenador.

¿Qué valoración hace del trabajo de Moreno en estas dos últimas temporadas?

Personalmente, lo que más valoro de él es su normalidad. Creo que hoy en día es difícil encontrar gente normal, que se comporte normal, que pida cosas normales y que ame su trabajo. Pero pienso también que es muy importante entender que al final es un trabajo de un cuerpo técnico entero. Y en ese sentido creo que hay unas personas increíbles en su cuerpo técnico, que hacen un contrapeso interesante con respecto a él, porque él tiene una personalidad determinada y ellos tienen otra.

¿Cuáles han sido las claves de este renacer del Mallorca?

El gran éxito de este proyecto es haber cambiado la cultura del club, y no sólo por lo que respecta al primer equipo o al cuerpo técnico. En todas las áreas te encuentras a personas preparadas y motivadas, por ejemplo en el equipo de comunicación. Lo mismo sucede con Lidia Navarro en el área jurídica, con Alfonso Díaz en el departamento financiero, con Joan Serra en el área comercial o con Román Albarrán en el departamento de taquillas y abonados. Creo que al final el secreto de lo que ha ocurrido es que mires donde mires hay personas competentes y con ganas de crecer. Y todo eso se contagia al cuerpo técnico, a los jugadores y al entorno. Para mí, esa es la clave del éxito. No lo veo como un éxito individual, sino como un éxito colectivo de club y de cultura empresarial.

¿Cuál es el objetivo prioritario del club en estos momentos?

Nuestro mensaje era y es que el Mallorca necesita consolidarse como institución, dentro y fuera del campo. El club viene de una herencia económica muy dura, de un lastre importante, que vamos a tener que seguir pagando en Primera División, porque hay una deuda concursal de 17 millones de euros a la que tendremos que hacer frente con urgencia. El objetivo es, pues, consolidarse. De ahí esa mentalidad nuestra de no querer mirar demasiado lejos, de ir partido a partido, sabiendo que cuantos más partidos ganes, mejor vas a ser. No sirve de nada pensar más allá del partido siguiente. Dicho esto, además de consolidarse, hay que ser también muy conscientes de que el presente hay que disfrutarlo y hay que pelearlo, porque si no, vuelves a caer en aquello que nos llevó a donde nos llevó.

¿Y qué tiene que hacer el Mallorca para consolidarse?

Creo que lo que tiene que hacer ahora el Mallorca es no volverse loco. Debemos mirar un poco hacia atrás y ver qué es lo que nos ha ido bien. Cuando subimos de Segunda B a la Liga 123, recuerdo que algunos "expertos" decían que con la plantilla de Segunda B iba a ser complicado que el equipo pudiera competir en Segunda A. Y posiblemente, hasta cierto punto, sobre el papel, dichos "expertos" podían tener razón. Pero creo que se ha demostrado que nuestra fortaleza no está centrada en la calidad de nuestras individualidades, sino que está en el grupo, porque en otros equipos seguramente hay jugadores con más talento o mejores que nosotros individualmente.

¿Quiénes forman parte de ese grupo?

Cuando digo que nuesta fortaleza está el grupo, me refiero al grupo tanto dentro del campo como fuera de él. Es decir, hablo de la calidad humana que ahora mismo hay en el Mallorca. Creo que lo que nos ha llevado a donde estamos ahora es eso, la calidad humana del grupo, junto con la competitividad y la competencia profesional. Todo ello ha hecho que el Mallorca, como club en el campo y fuera de él, haya hecho las cosas bien. Por eso le decía que ahora, en Primera División, tenemos que intentar no volvernos locos y saber cuáles son nuestros límites.

¿En qué sentido?

Podríamos decir que en Primera hay dos grupos. En uno se encuentran equipos como el Real Madrid, el Barça, el Atlético, el Sevilla o el Valencia. Tenemos muy claro que esa no es nuestra "liga". Luego está el otro grupo, del que formamos parte, en el que hay clubs que hasta hace poco se codeaban con nosotros en Segunda A. Nosotros tenemos que intentar ser de los mejores de ese grupo, para que al final haya como mínimo tres equipos peores que nosotros.

¿Cómo valora la respuesta de la afición ante el play-off final contra el Deportivo?

De forma muy positiva. Sacamos a la venta las entradas de la final del play-off un domingo. Nos levantamos al día siguiente con 1.500 entradas vendidas, acabamos el lunes con 9.500 y el jueves no había ya entradas. Todo el mundo era consciente de que el Mallorca es un producto determinado, que hay unos jugadores que cobran un sueldo y que hay unos costes fijos. Ese producto tiene un valor y el que lo quiera ver tiene que pagarlo. Dicho esto, añadiría que estoy muy contento de que la gente que apostó por nosotros en julio del pasado año, sacándose el carné de socio, pudo ver ahora un play-off de acceso a la mejor liga del mundo a un precio muy asequible. En cuanto a los que no eran socios, creo que pagaron su entrada para ver el partido contra el Dépor a gusto, porque vieron que el Mallorca era un producto atractivo y que valía la pena pagar.

¿Se siente implicado emocionalmente, no sólo a nivel profesional, con el Mallorca?

Lo que le puedo decir, sin miedo a equivocarme, es que el pitido final del partido contra el Dépor fue uno de los momentos más felices de mi vida. Creo que eso puede demostrar el apego que tengo a este club y a su gente. Para mí fue un orgullo tremendo poder decir que hemos logrado subir a Primera División, que hemos conseguido un doble ascenso, en un club como es el Real Mallorca. Y eso es algo que, por supuesto, nunca cambiará.

El hecho de haber sido usted futbolista años atrás, ¿le ayuda a entender mejor determinadas situaciones?

Sí, es así. Cuando eres capaz de ponerte en la piel del otro, empatizas mejor, porque tienes algo en común, y puedes además tomar decisiones que los futbolistas entiendan mejor y que al final puedan ser beneficiosas. Eso no quita que lo que aprendí a base de golpes —sonríe— es que una cosa es jugar, otra es asesorar desde fuera y otra es ponerte tú ahí y tomar decisiones. Desde fuera, todos somos unos fenómenos, incluido yo mismo —sonríe de nuevo—, pero cuando estás ya dentro de un club ves que decidir no es tan fácil. Además, a veces hay unos equilibrios que no te agradan y unas cosas que te gustaría hacer de otra forma, pero en ocasiones esas cosas tienes que respetarlas y asumirlas por el bien común. Al final, eso también forma parte de mi cargo y tengo que aceptarlo, y lo acepto con mucho gusto.

¿El compromiso de Robert Sarver con el club sigue siendo a medio y largo plazo?

Sin ninguna duda, a pesar de que el fútbol es muy complicado y de que, de verdad, no es nada fácil lo que se ha hecho. El fútbol es un poco como la bolsa. Si apuestas sólo a un año o dos, si hay suerte igual te va bien, pero puede ocurrir también que no pase así. En cambio, si apuestas a diez años, aunque haya fluctuaciones, lo lógico es que la tendencia sea alcista, siempre y cuando trabajes con seriedad. Esperemos que dentro de diez años, cuando tracemos una línea desde el 4 de enero de 2016 hasta el 4 de enero de 2026, la tendencia para el Mallorca haya sido alcista. Nosotros aspiramos sobre todo a que el club, como institución, sea mucho más sólido. Hay ejemplos en el fútbol español de equipos que han subido y han bajado, pero no se han inmutado, porque su base era sólida. Es posible que en el futuro podamos tener algún mal año, pero si nuestra base es sólida, vamos a ser capaces de superar esas posibles turbulencias.

El Mallorca jugó un partido perfecto ante el Dépor, pero en el último suspiro pudo haber encajado un gol y no ascender. ¿El fútbol son también detalles?

Sí es, sí. En el fútbol cuentan las circunstancias, los detalles y el acierto, que a veces cae a tu favor y a veces cae en contra. Aun así, lo que te da la tranquilidad de que al final todo va a ir bien, más allá del posible acierto, es tu capacidad de reponerte ante la dificultad o la adversidad. Es en esa capacidad de resiliencia en donde creo que somos mucho mejores que otros. De hecho, hemos demostrado que aunque las cosas se hayan puesto a veces feas, como cuando perdimos en La Coruña, luego hemos sido capaces de remontar. A priori, conseguir meter tres goles al Dépor era algo muy complicado, pero lo pudimos hacer. A partir de ahora, hemos de seguir por ese camino de exigencia y hemos de aprender a disfrutar sufriendo —sonríe—. Al final, lo que va a hacer que seamos un gran club será nuestra capacidad de reponernos ante las dificultades.

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