Acabado, afortunadamente, el ciclo electoral, ha llegado el momento de la formación de gobiernos, central, autonómicos y municipales. Los resultados de este domingo no han deparado grandes sorpresas y han seguido, más o menos, las mismas tendencias apuntadas por las elecciones generales de hace un mes. El PSOE ha ganado globalmente y en casi todas las comunidades autónomas y muchos de los ayuntamientos más importantes, excepto en Catalunya y Euskadi, pero ello no quiere decir que pueda gobernar en todos ellos, con el ejemplo paradigmático de Madrid, comunidad y ayuntamiento, donde, a pesar de ser la lista más votada, no podrá gobernar, como consecuencia de que las elecciones en España son de representación indirecta y no gana la lista más votada, ni la que más miembros electos consigue, sino quien reúne apoyos suficientes en el parlamento o en el ayuntamiento.
Esto es motivo de uno de los mayores engaños que políticos y muchos medios de comunicación perpetran contra los ciudadanos, afirmar que ha ganado las elecciones la lista más votada, cuando eso no es cierto. La lista más votada, en todo caso, gana las votaciones, pero las elecciones las gana quien finalmente forma gobierno. Así por ejemplo, Susana Díaz no ganó las últimas elecciones andaluzas, la prueba es que no gobierna en Andalucía, fue la lista más votada, pero no ganó. Tampoco Inés Arrimadas ganó las últimas elecciones autonómicas catalanas, fue la que consiguió más escaños en el parlamento catalán, pero no ganó y la prueba es que tampoco ella pudo formar gobierno. De hecho, en ambos casos ni siquiera intentaron presentarse a una sesión de investidura, lo que demuestra que, al contrario de lo que predicaban, ellas mismas sabían que no habían ganado las elecciones, puesto que la verdadera elección no consiste en la votación popular, sino en la de los electos en el parlamento o ayuntamiento.
El PP ha moderado su caída, Ciudadanos sube pero menos de lo que esperaba y no consigue el anhelado “sorpasso” al PP, Vox entra en muchas autonomías y municipios, pero con mucha menos fuerza de la que suponían, los nacionalistas ganan en Euskadi y los soberanistas en Catalunya, con una inversión de la hegemonía, que ha pasado del ámbito convergente a Esquerra Republicana, pero con un notable repunte del PSC, el estancamiento de Ciudadanos, el hundimiento del PP y el retroceso de la CUP y En Comú Podem, paralelo al de Podemos en el resto de España.
En las elecciones europeas también ha ganado, con una subida importante, el PSOE, ha caído el PP, pero mantiene la segunda posición, ha subido, pero no demasiado, Ciudadanos (si consideramos el resultado conjunto de Ciudadanos y UPyD de hace cinco años), ha entrado Vox, pero no con la fuerza que esperaba, han bajado mucho Podemos más Izquierda Unida y confluencias y han mantenido sus escaños el PNV, Bildu, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya ( hace cinco años Convergència), si bien los han conseguido en listas o coaliciones distintas de las de hace un lustro.
Por Esquerra Republicana ha resultado elegido Oriol Junqueras, en prisión preventiva y por Junts per Catalunya Carles Puigdemont y Toni Comín, ambos en el exilio en Bélgica y lo que ahora se derive de esta elección será, con toda probabilidad, un proceso sumamente interesante. Habrá que ver qué pasa con Junqueras, si se le permitirá recoger su acta de diputado, parece que sí, si se le permitirá desplazarse a Estrasburgo a tomar posesión, y después a la sesión de constitución y a la de votación del presidente de la Comisión Europea y a las siguientes y, caso de que se le permita, irá “acompañado” de guardias civiles o policías nacionales, ¿dónde se alojará?, o le respetarán la inmunidad de parlamentario y le dejarán el libertad, aunque sea provisional Y si le condenan, ¿le suspenderán? ¿pueden suspenderle de un cargo europeo? ¿habrá conflicto legal con el parlamento europeo y con el tribunal europeo de justicia de Luxemburgo? ¿habrá colisión entre la justicia española y la de la UE? Cuestiones todas interesantes, que provocarán sin duda debates apasionados y apasionantes.
Y a los exiliados, ¿se les permitirá recoger su acta de diputado sin detenerlos? ¿se les reconocerá la inmunidad, o de pisar territorio español serán recluidos? ¿el parlamento europeo les reconocerá inmunidad desde el primer momento? En el caso de Puigdemont y Comín parece claro que el proceso será largo y complicado y que habrá litigio ante la corte europea de justicia y presiones y maniobras subterráneas por parte de muchos actores a favor y en contra de ambos contendientes, el estado español y los exiliados. La tradición aislacionista e intervencionista de la alta judicatura española se verá muy expuesta y tendrá que explicarse ante instancias superiores, a las que no podrá despachar con su displicencia autosuficiente habitual.
El futuro inmediato apunta muy interesante.