Los resultados de las elecciones al Parlament de les Illes Balears y al Consell de Mallorca de este 26M entre otros muchos análisis que se escucharán y leerán durante estos días, nos ha traído la confirmación de una tendencia que se observa cuando se proviene de gobiernos en coalición. Esta práctica consiste en que el partido que ha liderado la coalición -porque ha ostentado la presidencia de la institución- verá mejorados sus resultados respecto de las anteriores elecciones, mientras que los otros partidos miembros del gobierno o que son apoyo parlamentario perderán votos que, en su práctica mayoría, migrarán hacia el partido ‘principal’.
Podemos tomar de muestra muchas elecciones (además de las presentes) que nos demuestran que esto es así. Y no hace falta remontarse mucho porque los resultados recientes de las generales el 28 de abril fueron clara muestra de ello: el PSOE absorbió muchos votos provenientes de Podemos y otros partidos situados a la izquierda del hemiciclo.
Hasta ahora esta circunstancia solamente se había observado en los partidos de la izquierda debido a que era el único espectro fragmentado. A partir de ahora, con la derecha también dividida, seguramente quien más se podrá beneficiar de ello será el Partido Popular.
Conociendo de esta circunstancia totalmente empírica y que no se escapa a ningún politólogo, explica muchas cuestiones que se observan durante las legislaturas y que el ciudadano de a pie no alcanza a entender desde un punto de vista de sentido común. La lucha por alzar la voz en los principales debates, o las bravatas que estamos viendo recientemente entre Casado y Rivera para intitularse líderes de la oposición, no son más que estrategias para evitar que el partido que ostenta el papel principal -ya sea del gobierno o de la oposición- les realice lo que vulgarmente se llama ‘el abrazo del oso’ para conseguir un arrastre de votos hacia el partido más votado.
El modo de proceder que ha tenido el PSOE durante esta legislatura, tanto a nivel estatal como autonómico, demuestra que se es bien conocedor de esta tendencia generalizada, y en ello se explican ciertas actuaciones tanto de Pedro Sánchez -por ejemplo al no convocar elecciones inmediatamente después de la moción de censura- como de Francina Armengol -al no salir en defensa de Biel Barceló (MÉS)- que no se entienden en clave institucional.
De todos modos, esta preferencia no significa que el partido que ha sido líder de la coalición de gobierno siga al frente de la institución al concreto, puesto que estamos hablando de movimientos intrabloques. Puede pasar que a pesar de este movimiento dentro del espacio en concreto, de nada le sirva al partido que ha gobernado su subida en sufragios a costa de sus excompañeros de viaje, si resulta que el bloque contrario ha resultado ganador.