Todo ocurrió este domingo. Lo que iba a ser un día de familia y amigos en un rastaurante se convirtió en una pesadilla para los padres de la pequeña. Kevin, de 20 años y origen ecuatoriano, sacó al bebé del coche y notó que algo no iba bien. "Tenía los ojos hinchados y la tez morada", explica a los medios de comunicación. Como se encontraban en un restaurante de Via Asima, corrieron al puesto de la Policía del Polígono.
Allí les atendieron los policías nacionales Saúl y Toni, que rápidamente tomaron la decisión acertada. “Observamos que el bebé tenía los ojos hinchados,tenía la barriga muy dura y no reaccionaba”, explican. Se metieron los cuatro en el coche y en menos de cuatro minutos llegaron a Son Espases. "Fueron los cuatro minutos más largos de todas nuestras vidas", han apuntado ambos agentes. "Cuando uno es padre, estas cosas les afectan de manera especial", ha reconocido Saúl.
Kevin, el padre de la pequeña Ashley, se ha mostrado muy agradecido porque la intervención de los agentes de policía fue clave para salvar la vida de su bebé, que solo tiene 11 días. Reconoce que “estaba muy nervioso” cuando acudió a la comisaría y que vivió "los cuatro minutos más largos" de su vida de camino a Son Espases, con el corazón encogido temiendo que su pequeña no saliese adelante.
El estado del bebé era tan grave que sufrió una parada cardiorrespiratoria nada más llegar al hospital.
Los médicos felicitaron a los policías por haber tomado la decisión de trasladar al niño de inmediato hasta el hospital ya que cualquier otra decisión (esperar la llegada de una ambulancia o incluso aplicar ellos mismos maniobras de recuperación) podrían haber desembocado en la muerte del bebé.
La niña ahora está estable y su vida no corre peligro.