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Visionarios

Por Juan Antonio Tormo
lunes 18 de febrero de 2019, 02:00h

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En este País se está dando un fenómeno francamente peligroso, está encarnado por algunos políticos visionarios que al parecer saben interpretar a las mil maravillas lo que reclama el pueblo, por lo que pasándose por el Arco del Triunfo la leyes vigentes, siguen adelante con sus iniciativas al mas puro estilo Robín Hood.

El problema es que una democracia, que es la forma que nos hemos dado para transitar por este País, está vinculada directamente al respeto a la leyes “vigentes” y remarco lo de vigentes porque no son “divinas” por lo que con trabajo y consiguiendo apoyos mayoritarios se pueden cambiar.

Hay una gran labor en este País y en gran medida le corresponde al poder legislativo, hay leyes en estos momentos que amparan a sectores económicos en contra de los intereses de la mayoría o dicho lo contrario no hay leyes para que el ciudadano pueda de una forma eficiente, rápida y sin costes pueda lograr arreglar sus problemas frente a las grandes corporaciones o administración, también hay leyes que no protegen los suficientemente a las personas de otras personas y son revisables, también por último hay magníficas leyes que por desidia o falta de dotación no se consiguen aplicar, todo esto crea en definitiva un descontento general que esos visionarios aprovechan de forma bastarda para vendernos su Valhalla particular. Ya sé que este discurso no da votos que es mejor tirarse al monte o a los bosques de Sherwood para ganar más adeptos y después ya veremos por donde tirar.

EL político que juega a ser juez y parte es un fraude directamente, porque nunca conseguirá sus objetivos por mucho que nos los venda, salvo que en realidad aspire a ser un nuevo dictador, ahora aquel que sepa encaminar buenas medidas para todos, que las lleve al Parlamento, consiga aprobarlas sin decretazos y las dote de medios para que sean efectivas, ese nos puede llevar a una vida mejor.

Menos visionarios y más políticos con conocimientos de la realidad, empatía y con personalidad, que no les tengamos que adivinar las intenciones, que vengan de cara, eso siempre se agradece, incluso cuando no nos gusta lo que dicen, porque para eso hay otras opciones.
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