El doctor nos miente

La mentira está más de moda que nunca. Desde que el mundo es mundo la mentira ha formado parte de la realidad social. El diccionario exige que para que exista la mentira debe, “deliberadamente”, decirse una cosa diferente a lo que se piensa, se sabe o se cree.

La mentira, en muchos casos, la aceptamos a sabiendas de que lo que nos están contando es falso o no se ajusta en parte o en todo a la verdad. Son las llamadas mentiras caritativas, a veces la verdad puede ser demasiado cruda y el interlocutor del momento no está en condiciones de aceptarla.

La mentira debe tener límites. No es aceptable mentir burlándose de la persona a la que nos dirigimos. No puede ser grosera pues nos exponemos a que nos llamen, a la cara, mentiroso y la situación se puede convertir en tremendamente embarazo.

Por razón de mi profesión me encuentro a diario con gente que miente ante los Tribunales, si es parte en un procedimiento le protege ese derecho, sin que se produzca ningún tipo de consecuencia. En los países de cultura protestante la mentira, el perjurio, es considerado un comportamiento indecente, incluso en su versión estudiantil de copiar en un examen; no hay atajos en la consecución de un objetivo y menos si es mediante la trampa.

En este país, también en este pequeño país, estamos acostumbrados a que nos mientan. Lo hacen especialmente las personas que deberían ser modélicos en el cumplimiento de su labor como son los ciudadanos que se dedican a la “res publica”; venimos aceptando desde que estamos en democracia que los políticos nos mientan y que los programas electorales no son para cumplir sino que en muchos casos es mero papel mojado pero lo que estamos viviendo en estos últimos meses es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos.

El Presidente Sánchez miente a diario. Lo ha hecho incluso para acceder a la presidencia a través de un método tan legítimo como cualquier otro que es la moción de censura. Pero el Dr. Sánchez ha tomado a la ciudadanía por idiota y se burla de nosotros a nuestra cara. Les podría poner una retahíla de ejemplos pero no lo haré ya que las conocen seguramente mejor que yo. ¿Qué podemos hacer los españoles si nuestros líderes nos mienten e incumplen su palabra y su compromiso dejando de ser personas honorables? Cada uno de nosotros tenemos una respuesta para ello. Que pasen un buen día.