Un año de pasos hacia atrás

Adiós 2018, ¡Al fin! Tres cientos sesenta y cinco días dan para mucho, como ha sido. Otra cosa es que todo lo ocurrido haya servido de provecho para el futuro.

Hemos tenido un año surtidito de noticias: el ascenso y consolidación de la ultraderecha en Europa y América, Trump y Kim Jong-Un se hicieron la foto, Facebook sancionado por fuga de datos de carácter personal, Google abusando de posición dominante, grandes olas de migración, voces incómodas asesinadas, Brexit turbulento, el cambio de Rajoy por Sánchez, Catalunya y Villarejo marcando el ritmo político español, y un Poder Judicial con una crisis de credibilidad social nunca antes visto.

Nada de lo enumerado anteriormente ha servido un ápice para avanzar en lo que es los grandes retos del futuro de nuestra humanidad y que se resume en la supervivencia de nuestra raza en este planeta o en cualquier otro cuerpo celeste del Universo alcanzable (Marte, Europa, Próxima b...). El cambio climático sigue avanzando sin que exista una conciencia generalizada de las consecuencias irreversibles que entraña, las luchas de religión (que por supuesto encubren otros intereses) aumentan progresivamente, no existe la más mínima voluntad de pensar en la humanidad con una concepción unitaria, satisface más la confrontación y la humillación del contrario que el diálogo y la confluencia, la carrera armamentística -nuclear- no cesa, y los menores de cuarenta años no tenemos claro que no pasemos nuestra vejez debajo de un puente.

Se supone que la gran diferencia entre la especie humana y el resto de animales es la existencia de una inteligencia secundaria aunque, visto lo visto, estamos siendo la raza más idiota y autodestruible de todas las que han pisado el globo terráqueo. Nos reímos de la mantis religiosa y poco nos queda para parecernos a ella.

Así es que, adiós 2018, ahí te quedas.