El Govern financia con 1,3 millones procedentes de la ecotasa un estudio para conocer los problemas de salud que sufren las camareras de piso. El proyecto se basa fundamentalmente en entrevistar a algo más de 1.000 camareras según un cuestionario elaborado previamente por grupos de trabajo integrados por representantes sindicales, asociaciones de las propias camareras de piso, médicos del trabajo expertos en las tareas en hoteles, inspectores laborales, jefes de recursos humanos, gobernantas... El grueso de las entrevistas se realiza actualmente en las principales áreas turísticas de la comunidad y se espera que los resultados del estudio se conozcan antes de la temporada alta del 2020.
Las entrevistas se han repartido entre las cuatro islas: 769 en Mallorca, 211 en Eivissa, 90 en Menorca y 45 en Formentera. Si hubiera que concretar cifras podríamos concluir que cada entrevista cuesta 1.166 euros, un coste que, a juicio de la vicepresidenta Busquets permitirá "dar a conocer a la sociedad y a las administraciones la problemática de salud que sufren las camareras de piso y favorecer su empoderamiento, a fin de que puedan prevenir los problemas de salud más frecuentes en su situación y mejoren su bienestar psicológico y social".
No sobrará conocer la situación sanitaria de este colectivo que desde hace unos años viene denunciando dolencias a causa de movimientos repetitivos, posturas forzadas, riesgos químicos ocasionados por el contacto con diferentes sustancias... Sorprende, sin embargo, que los costes de este estudio sean cubiertos por las recaudaciones de la ecotasa, alimentando una vez más la idea de que el impuesto a los turistas sirve para proporcionar al Govern recursos para todo tipo de proyectos, no necesariamente ligados al mantenimiento del medio ambiente; un cajon de sastre que le permite al ejecutivo balear disponer cada año de un centenar de millones para lo que quiera.
Busquets lo justifica afirmando que "es de justicia" que una parte del Impuesto de Turismo Sostenible se destine a las 'kellys', un colectivo que ha conseguido una visibilidad notable y que no es precisamente un grupo al que gobiernos y partidos no presten atención. De hecho, este verano el Ministerio de Trabajo ya anunció que reconocería como enfermedades laborales las dolencias de las 'kellys' con el consiguiente efecto en los catálogos de la Seguridad Social y las mutuas laborales. Ahora, por si había dudas, una cara encuesta lo demostrará.