Se trata del primero de los cuatro kuros que las autoridades encontraron tras recibir su aviso, esculturas de piedra caliza que representan a varones jóvenes, de una altura de entre 86 y 122 centímetros, y de las cuales solo una conserva la cabeza.
Los kuros representaban la perfección, la juventud y el canon a través de la forma de jóvenes atletas.