Las estremecedoras imágenes del Llevant mallorquín que hemos tenido que digerir esta semana han dado paso -qué paradoja- a otras de una gran belleza, que nos reconcilian con la especie humana. Porque, sin duda, no hay nada tan hermoso como observar el tsunami solidario que acontece en este país cada vez que tenemos la desgracia de sufrir los embates de la naturaleza o siempre que se produce una tragedia de cualquier clase.
Gente de toda condición, ciudadanos anónimos, e incluso otros muy conocidos, algunos de mero paso o visita por aquí, arriesgando sus vidas o aunando esfuerzos sin límites para paliar la desgracia de sus semejantes, en muchas ocasiones, meros desconocidos.
Hoy se celebra la hispanidad. Las banderas bajo las que alojamos nuestros sentimientos de pertenencia debieran representar precisamente nuestra capacidad de vivir armónicamente, de sufrir juntos y de ayudarnos desinteresadamente cuando se precisa, sin tener que hacer antes un examen de idoneidad a nuestros vecinos, como algunos lamentablemente pretenden.
Ciertamente, los símbolos también encarnan la evolución y las culturas de los pueblos, con sus dramas, sus errores, sus vergüenzas, sus derrotas y también sus hazañas y sus glorias.
Pero lo que resulta imperdonable, y la historia de la humanidad juzgará algún día severamente, es ondear las banderas para sembrar el odio, la división, la diferencia y la insolidaridad entre nosotros.
Los españoles de a pie, los europeos de a pie, los seres humanos de a pie, tan magníficamente retratados en las imágenes posteriores a la catástrofe de Sant Llorenç, han dado la mejor muestra de lo que es un legítimo sentimiento de pertenencia a una comunidad, aunque hubieran nacido en la otra punta del planeta.
Hoy se celebra la hispanidad, ya lo dije. Personalmente, prefiero celebrarlo recordando lo grandes que es este país, en su infinita diversidad, cuando los ciudadanos nos unimos para una noble causa.
Malditos sean aquellos, sean del color que sean, que usan el amor a lo propio como pretexto para sembrar el odio a lo ajeno.