Ando consternado ante el panorama político balear. Lo digo muy en serio, vivo en un sinvivir. Primero la diputada Seijas, del Grupo Mixto, que jura y perjura que ella no se va a sentar en su escaño del Parlament y se va quedar de pie hasta que la coloquen en el sitio que a ella le gusta que es a la izquierda y no detrás de la bancada popular. No me quiero ni imaginar como se le van a poner las varices a tan ilustre diputada como no le hagan caso cuanto antes. Lo cierto es que a ella le gustaría que le pusieran un buen sofá en vez de un vulgar escaño y así podría aprovechar para echarse unas buenas siestas como a las que nos tiene acostumbrados. Cuando hicieron el casting pre electoral los de Podemos se quedaron muy pero que muy a gusto. Montse cuando no estés tendremos que inventarte, madre mía lo que te vamos a echar de menos.
Otra gran señora que me tiene en vilo es Aina Aguiló que después de arrastrarse para recuperar el amor de sus amados peperos y ser rechazada una y otra vez ha decidido montar su propio partido más españolista que ninguno y con más afiliados y simpatizantes que ningún otro. Ella asegura que se están pegando para afiliarse a Sumam, que así se llama la criatura. En vez de irse con Jorge Campos a VoX ella prefiere ser dueña y señora de su cortijo. Yo ya estoy preparando las palomitas porque las próximas elecciones autonómicas y municipales prometen mucha diversión en la pelea por ocupar el espacio más españolista y rancio. Entre los peperos regionales de Casado, los ciudadanos de Pericay que no saben si van o vienen, los españolísimos y xenófobos del VoX mallorquín y ahora el circo de tres pistas de Aina Aguiló la disputa por los escaños se presenta muy caliente en la derecha balear.