Bien está lo que bien acaba

En Formentera no pensarán igual. Se abrió el pozo del descenso con un autogol y la sentencia cayó tras desaprovechar tres oportunidades impensables de las que es más difícil errar que acertar. La ley de Murphy. Tras la lesión de Javi Rosas lo que iba mal, terminó peor.

Nada que objetar a la victoria del Atlético Baleares sobre el Ebro. Circunstancias aparte, pesó más la urgencia de no volver a tercera división, que la ocasión de luchar por subir a Segunda A. Este desequilibrio propició el resultado necesario para impedir le debacle, sin olvidar que el objetivo inicial era el que los aragoneses desperdiciaron en Son Malferit.

La fiesta de la permanencia debe durar poco. Ha pasado el susto que tuvo a toda la afición blanquiazul en vilo. Lógico el jolgorio de la grada, pero detrás del telón queda mucho que meditar y reflexionar para no repetir la función. Esto ha sido como aquella película en la que uno aplaude el final no porque le haya gustado, sino porque agradece que se acabe.

Como nosotros damos las gracias por la estocada definitiva a esta insufrible temporada. Queda el play off del Mallorca, si; con la esperanza de que nos permita discurrir la próxima en una categoría más interesante en la que, de otro lado, sabremos si Robert Sarver va en serio o vino de farol. El primer obstáculo entre el Rayo Majadahonda, el Mirandés o el Cartagena. Sin sorpresas. A por cualquiera de ellos por si acaso luego se complica.