Los datos conocidos este fin de semana sitúan a Baleares entre las comunidades que más gasto dedican a la compra de libros, tanto en edición impresa en papel, como, especialmente, ebooks, cuyas ventas sitúan a nuestra comunidad en el primer lugar del ranking nacional. Los baleares llegamos a este Día del Libro con un gasto de 131 euros en libros por familia, por encima de la media española y tan sólo por detrás de Madrid, Cataluña, Castilla y León, y Murcia.
Sin entrar en el debate sobre calidad y cantidad de los productos literarios, el dato muestra, en principio, una buena salud cultural puesto que la inversión en libros suele ir acompañada de gasto en otras expresiones culturales como el cine, teatro, conciertos, arte... El fenómeno debe ser tenido en cuenta tanto por las instituciones como por los particulares, siendo conscientes de que de nada sirven centenares de campañas públicas de promoción de la lectura si en los hogares no se es capaz de transmitir la costumbre de leer.
El Día del Libro que celebramos este 23 de abril es una buena excusa para reclamar atención sobre una práctica tan necesaria para nuestro enriquecimiento cultural como personas y como sociedad. Sin ser incompatible, en un mundo cada vez más audiovisual, la lectura significa una práctica que se debe promover a través del más amplio abanico de soportes actualmente disponibles; desde libros o periódicos, a revistas, blogs, ebooks o webs.
Acostumbrarse a leer, el producto o el formato que sea, acaba conduciendo a disfrutar de los libros cuyo día celebramos hoy. Una vez asentado el hábito, la fiscalidad para los productos editoriales, la formación de buenas redes de bibliotecas, el apoyo a la industria editorial sin condicionantes ideológicos..., deben ser tareas que marquen la acción de las administraciones. Son deberes para los 364 días que no son el Día del Libro.